Diego Gómez
En la ciudad de Belgrado, justo frente a la confluencia de los ríos Sava y Danubio, se encuentra la fortaleza Kalemegdan. Fundada en el siglo III a. C, como ciudad de Singidunum por la tribu de los escordiscos[1], fue modificando su fisonomía según iban cambiando las civilizaciones que la poblaban. La fortaleza ha sido escenario de batallas y conquistas, pero también de largos periodos de paz. Su actual nombre es el resultado de la articulación de dos palabras turcas: kale (fortaleza) y meydan (campo de batalla). Literalmente puede traducirse como fortaleza del campo de batalla. Durante buena parte de la dominación otomana[2], Belgrado y el Kalemgdan fueron la frontera entre el reino de Hungría y el imperio otomano[3]. Una vez finalizada la Primera Guerra Mundial (PGM), y desintegrado el imperio Austrohúngaro, Hungría perdió sus posesiones territoriales hacia el sur del continente europeo y el reino de los serbios, croatas y eslovenos se hizo de sus territorios. Más adelante, luego de la Segunda Guerra Mundial (SGM), la fortaleza pasó a ser parte de la República Federativa Socialista de Yugoslavia (RFSY). Luego de la desintegración de esta última, a principios de la última década de siglo pasado, fue territorio de la República Federal de Yugoslavia, luego de la Confederación de Serbia y Montenegro, y finalmente, desde 2006, de la República de Serbia.
Desde las alturas del Kalemegdan se ve llegar el rio Danubio desde Hungría e irse hacia Rumanía, para terminar desembocando en el Mar Negro. Desde el Kalemegdan también se puede ver Nuevo Belgrado (Novi Beograd en serbo-croata), la ciudad que comenzó a levantarse en 1948 con el propósito de resolver la cuestión habitacional para los habitantes de la RFSY. Desde el Kalemegdan, sí se agudiza la vista, se puede observar la pequeña y hermosa ciudad, de arquitectura centroeuropea, llamada Zemun.
En el presente, pero desde hace mucho tiempo ya, los belgradenses disfrutan del Parque Kalemegdan (donde se encuentra la fortaleza). En primavera y verano los paseos, que generalmente terminan con un descanso contemplativo frente a la impactante confluencia de los ríos Sava y Danubio, son una rutina luego de las jornadas laborales cuando el sol desciende. Durante el otoño son menos los visitantes, pero cuando nieva, en el invierno, el Kalemegdan seduce nuevamente y los niños crean figuras con la nieve y se deslizan por las barrancas del parque todo el tiempo que el frío lo permita.
Pero además en el Kalemegdan, como una sensible huella del pasado cercano, están los cuerpos de cuatro comunistas yugoslavos que han marcado la reciente historia política de los Balcanes y Yugoslavia. En el mausoleo, conocido como Tumba de los Héroes Nacionales, se encuentran enterrados Đuro Đaković, Moša Pijade , Ivo Lola Ribar e Ivan Milutinović. El primero un croata nacido en Zagreb a principios del siglo XX, el segundo un judío nacido en Belgrado a fines del siglo XIX, el tercero un montenegrino nacido en Podgorica en 1901, y el cuarto un croata nacido en Slavonski Brod en las postrimerías del siglo XIX.
Dejando a un lado a Moša Pijade, quien falleció por causas naturales, los tres restantes fueron asesinados cuando se enfrentaron a distintas formas políticas de dominación y opresión burguesa. Đuro Đaković fue torturado y asesinado cuando peleaba contra la represión monárquica del reino de los serbios, croatas y eslovenos, durante el periodo de entreguerras, e Ivo Lola Ribar e Ivan Milutinović murieron en combate peleando contra la invasión nazi-fascista durante SGM.
Este artículo intenta dar cuenta de los derroteros políticos y del legado de estos cuatro héroes, de los pueblos trabajadores balcánicos, que dieron sus vidas luchando por la abolición de la opresión y explotación capitalista. Lamentablemente la historia de lucha de los partisanos antifascistas, en particular, y de los anticapitalistas, en general, es silenciada o tergiversada burdamente por la academia y la prensa de las últimas décadas. A modo de ejemplo podemos ver como buena parte de la historiografía serbia intenta destacar, como sea, el rol del ejército serbio durante la PGM a la vez que hace caso omiso acerca del heroico rol jugado por los partisanos que liberaron el país de los invasores nazi-fascistas y sus colaboradores internos.
El historiador Eric Hosbsbawm, en la introducción de su libro “Historia del Siglo XX”, sostenía allá por 1995 que “la destrucción del pasado, o más bien de los mecanismos sociales que vinculan la experiencia contemporánea del individuo con la de generaciones anteriores, es uno de los fenómenos más característicos y extraños de las postrimerías del siglo XX”[4]. Otro historiador, el italiano Enzo Traverso, advierte que para buena parte de la historiografía y la política del siglo XXI “La memoria del Gulag borró la de la revolución, la memoria del holocausto reemplazo la del antifascismo y la memoria de la esclavitud eclipsó la del anticolonialismo”[5]. Según el italiano la rememoración de las víctimas, de acuerdo a la visión dominante y estereotipada del siglo XXI, no puede coexistir con el recuerdo de sus luchas, derrotas, esperanzas y utopías. El siglo XX, un siglo plagado de guerras y revoluciones con serias impugnaciones políticas a la dominación capitalista, es interpretado desde el presente como una aberración violenta que no debe volver a repetirse. Entonces aquellos que por medio de su lucha intentaron abolir la opresión y explotación del capital son borrados de la historia o “recuperados” como víctimas de la violencia y no como héroes o combatientes anticapitalistas.
Đuro Đaković
Nació en 1886 en el pequeño pueblo de Brodski Varoš. Hijo de una familia de trabajadores campesinos, la vida no le fue fácil y tuvo que emigrar a Sarajevo para ganarse la vida como obrero metalúrgico. Allí, rápidamente, comenzó destacarse como líder sindicalista y tuvo un rol dirigente en las revueltas obreras que se dieron en 1906 y 1910.

Los actuales territorios de Eslovenia, Croacia, Bosnia-Herzegovina y el norte de Serbia formaban parte Austria-Hungría, en 1914, antes de la PGM. La guerra imperialista, desencadenada con la excusa del asesinato del heredero al trono austrohúngaro Franz Ferdinand[6], el 28 de junio de 1914, pretendía resolver las disputas entre las principales potencias europeas. Đaković formó parte de manifestaciones contrarias a la Gran Guerra y como consecuencia fue arrestado por el Estado austrohúngaro, encontrado culpable de traición a la patria y condenado a muerte en 1915, pero esa pena fue conmutada por trabajos forzados en Arad (Rumania) y Komarod (Hungría).
Luego de la PGM quedó en libertad y retomó su militancia anticapitalista. El 1 de mayo de 1919 los trabajadores de Bosnia-Herzegovina, a pesar de haber decretado el gobierno su prohibición, llevaron adelante la conmemoración de los mártires de Chicago con una huelga general en toda la región. Más adelante, el 21 de julio, se desató otra huelga nacional de “solidaridad proletaria” en apoyo a las repúblicas soviéticas de Hungría y Rusia. El contenido ideológico y la toma de posición política daba cuenta de la fuerza y decisión de la clase obrera bosnia, que se manifestó duramente en contra de la intención del gobierno monárquico de mandar sus tropas a combatir la revolución comunista húngara. Đaković se vio involucrado en estos acontecimientos y también participó del fallido intento revolucionario en las postrimerías de 1919, cuando los comunistas yugoslavos influidos por las revoluciones en Rusia, Alemania y Hungría prepararon un fallido plan para la toma del poder.
Đuro, durante toda la década de 1920, se mantuvo como opositor a la monarquía y trabajó en difíciles condiciones dado que la dinastía Karađorđević[7] había prohibido al PCY y como consecuencia sus militantes debían actuar en la clandestinidad. En ese contexto es que en 1927 viajó a la Escuela Internacional Lenin[8], en Moscú, con el fin de formarse en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), que comenzaba ser dominada por una fracción del partido bolchevique que con el paso del tiempo iba a ser conocida mundialmente como estalinismo.
En 1929, ya de vuelta en su país, fue detenido el 20 de abril junto a Nikola Hećimović, quien era el secretario de Socorro Rojo Internacional[9]. Ambos fueron muy duramente torturados en Zagreb y luego trasladados a Eslovenia, en donde se armó una escena en la que según las fuentes policiales yugoslavas Đaković y Hećimović intentaron escapar a Austria y fueron reducidos bajo armas de fuego y asesinados. Sin embargo la versión del escape rápidamente fue desmentida porque ambos tenían disparos en la frente.
Moša Pijade
Nació en 1890, en Belgrado, en el seno de una familia judía sefaradí. Luego de finalizar los estudios secundarios asistió a la Escuela de Arte de Belgrado hasta 1910. Después continuó con sus estudios en Munich y París hasta que regresó a Serbia a trabajar como periodista y profesor de arte. Luego se afilió al Partido Comunista de Yugoslavia (PCY), y justamente debido a sus actividades como militante fue encarcelado en 1925 y liberado recién en 1939. En su estancia en la prisión llevó adelante distintas acciones organizando a los presos políticos contra el régimen carcelario: manifestaciones, lectura clandestina de bibliografía marxista, huelgas de hambre, etc.
Pijade fue pintor, crítico de arte y traductor (tradujo El Capital de Max al serbocroata junto a Rodoljub Čolaković). Durante su reclusión en la prisión de Lepoglava[10] conoció a Josip Broz (Tito), con quien trabó una fuerte amistad y comenzó un camino de militancia revolucionaria que iba a durar décadas. En 1939, luego de 14 años de reclusión, fue liberado pero un año más tarde fue nuevamente encarcelado. Recién obtuvo su libertad definitiva dos días antes del comienzo del ataque del nazismo contra el reino de Yugoslavia, el 6 de abril de 1941.
Durante la SGM fue enviado por el Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia a Montenegro con el fin de promover el levantamiento contra el invasor y sus colaboradores. Además cumplió un papel central como organizador de los Comités de Liberación Nacional[11] y del AVNOJ (acrónimo en serbocroata del Comité de Liberación Nacional de Yugoslavia). Luego de la guerra, jugó un rol decisivo en el proceso de creación y consolidación de la RSFY, siendo uno de los que más contribuyeron a la redacción de la constitución nacional.
Ivo Lola Ribar
Nació en Zagreb en 1916, pero la mayor parte de su vida vivió en la ciudad capital Belgrado. Allí estudio abogacía y desde muy joven se unió a las filas del PCY. En 1936 se convirtió en el secretario general del Comité Central de la Juventud del Partido Comunista de Yugoslavia (JPCY) consolidándose como uno de los militantes más cercanos a Tito.
Su padre, Ivan Ribar, se destacó como opositor de la monarquía hegemonista serbia Karadjordjevic, que detentaba el poder político durante el reino de Yugoslavia (1919-1941). Durante la SGM se sumó a las filas de los partisanos y desgraciadamente su familia entera fue asesinada a manos de los nazis y sus aliados. Liberado el país fue elegido presidente de la Asamblea Nacional Yugoslava desde 1945 hasta 1953.
El joven Ivo Lola Ribar, además de haber sido un precoz líder comunista, se hizo muy querido por el pueblo yugoslavo debido al conocimiento del intercambio epistolar que mantuvo con su novia, Sloboda Trajković, durante la Lucha Antifascista de Liberación de Yugoslavia. Especialmente en una carta, escrita en las peores condiciones de la guerra, podía leerse todo el amor que sentía, al mismo tiempo, por Sloboda y por el pueblo trabajador yugoslavo:
“Solo hay dos cosas en mi vida: mi servicio a nuestra meta sagrada y mi amor por ti, querida. Nuestra suerte y la vida que queremos, así como la de millones de personas, no están separadas, solo a través de nuestra lucha y nuestra victoria podremos conseguirlas. Entonces estas dos cosas son en esencia, en mí, una sola cosa. Sabes, querida, eres la única a quien amé y amo. La única con quien soñé y sueño nuestra felicidad común, la que queríamos, la felicidad de las personas libres y dignas…”[12]

Esta carta nunca llegó a destino porque fue interceptada por la policía colaboracionista serbia de Belgrado, en enero de 1942. Sloboda fue hecha prisionera y torturada con el fin de que escribiera una carta en la cual pactara un encuentro con el joven partisano para que así fuera detenido. Las opciones no eran muchas: o traicionaba a su novio o toda su familia, con ella incluida iban a ser asesinadas.
Ante la negativa de “atraer” a su amado a Belgrado, ella y toda su familia, excepto su hermana Milica que logró escapar, fueron trasladados al campo de exterminio de Banjica. Allí todos fueron asesinados por asfixia el 9 de mayo de 1942. Ribar había evitado que Sloboda se uniese con los partisanos porque la consideraba muy frágil y deseaba protegerla de las complicadas condiciones de la guerra de guerrillas[13]. Su amada terminó demostrando una fortaleza inconmensurable al resistir las torturas y la muerte sin delatar.
Esta carta, y otras tantas escritas por partisanos durante la guerra, dan cuenta del asfixiante testimonio de miles de jóvenes que dieron su vida luchando por un futuro sin opresión.
Un año y medio después del asesinato de Sloboda y su familia, en noviembre de 1943, Ribar fue muerto, como consecuencia de un bombardeo alemán, cuando abordaba un avión que lo iba a trasladar al Cairo para representar al movimiento comunista yugoslavo en una reunión del Comando de Medio Oriente de las fuerzas armadas británicas.
Similar a lo ocurrido con Sloboda Trajkovic, toda la familia del joven partisano salvo su padre fueron exterminados por las fuerzas nazi-fascistas. Su madre Tonica perdió la vida en la aldea de Kupovino, en julio de 1944, y su hermano Jurica fue muerto en octubre de 1943 en la pequeña ciudad montenegrina de Kolasin.
Ivan Milutinović
Nació en el seno de una familia humilde, en las afueras de Podgorica, en el Principado de Montenegro en 1901. Tempranamente, cuando asistía a la escuela secundaria, comenzó a interesarse por la ideología comunista. Sobre todo se vio interesado en lo que acontecía en la Rusia revolucionaria. Rápidamente, a los 22 años, se integró en las filas del PCY. Cuando terminó los estudios secundarios se trasladó a la capital Belgrado en donde comenzó a estudiar derecho. Allí se convirtió en el líder de la Asociación de Estudiantes Marxistas de la Facultad de Derecho. Debido a sus labores como militante comunista fue encarcelado en varias oportunidades.
Cuando comenzó la Lucha de Liberación Nacional de Yugoslavia Milutinović pasó a formar parte del Alto Estado Mayor de los Destacamentos Partisanos de Liberación del Pueblo de Yugoslavia, que entre sus miembros más destacados contó con Josip Broz (Tito), Edvar Kardelj, Milovan Đilas, Ivo Lola Ribar, Moša Pijade, etc.
En la primavera de 1943, cuando los alemanes decidieron eliminar definitivamente la resistencia partisana, por medio de la Quinta Ofensiva[14], Ivan se encontraba junto a Sava Kovačević[15], y un pequeño grupo de soldados, protegiendo un hospital de campaña durante el cruce del río Sutjeska, lo que provocó que quedasen cercados por el enemigo, quien aniquiló a la mayoría de sus integrantes, incluido Kovačević. Milagrosamente Milutinović y unos pocos más lograron romper el cerco y escapar del asedio.
La Quinta Ofensiva, que tuvo como suceso determinante la Batalla del río Sutjetska, marcó un antes y un después para el movimiento partisano. Las fuerzas del Eje juntaron más de 120.000 hombres: 70.000 alemanes, 40.000 italianos, 11.000 croatas del Estado fascista gobernado por los ustashas[16] y 2000 búlgaros. Del otro lado las fuerzas partisanas, que ya venían desgastadas por la Batalla del río Neretva[17], estaban compuestas por un número cercano a las 22.000 guerrilleros, de los cuales 3500 eran heridos de la batalla anterior. Cercados, sin ningún tipo de opción más que la de atacar las líneas enemigas, infinitamente superiores en número y armamento, los partisanos lograron a un costo muy alto resistir y escapar del asedio nazi-fascista y sus colaboradores locales. La lucha a muerte, para obtener una vía de escape hacía los montes Zelengora, tuvo como consecuencia el casi total aniquilamiento de la Segunda Brigada Dálmata (compuesta por jóvenes voluntarios serbios y croatas) de la Segunda División Proletaria.
La guerrilla partisana, a pesar de haber perdido una tercera parte de sus hombres, salió fortalecida de la que iba a ser la más feroz de las ofensivas del nazismo. Ivan Milutinović, quien milagrosamente sobrevivió en esta batalla, no tuvo la misma suerte a fines de octubre de 1944 cuando las fuerzas partisanas se aprestaban a tomar Belgrado, en poder de los alemanes. Cuando se acercaba en un pequeño barco desde la cuidad de Pancevo, a través del río Danubio, la embarcación chocó con una mina puesta por el ejército alemán y se produjo una explosión. Milutinović fue encontrado sin vida dos semanas más tarde, 40 kilómetros hacia el sur frente a la ciudad de Smederevo, con signos de haber muerto por ahogamiento.
Atardecer en el Kalemegdan
Winston Churchill decía que los Balcanes producen más historia de la que pueden consumir. En esta frase del político inglés, que huele a imperialismo, deja entrever un “sutil” llamado a la intervención extranjera. Sí hay conflictos irresolubles y “eternos” que la región produce de manera natural, la única solución es un antídoto externo.
Opuestas a las palabras del político conservador inglés los marxistas Georgi Dimitrov y León Trotsky, a principios del siglo XX, denunciaron la intervención externa en los Balcanes. Trotsky, en 1910, caracterizó de la siguiente manera el problema nacional y su relación con el imperialismo:
“Los Estados que hoy en día forman la península balcánica fueron fabricados por la diplomacia europea en la Conferencia de Berlín de 1878. En ella se tomaron todas las medidas para transformar la diversidad nacional de los Balcanes en una maraña de pequeños Estados. Ninguno de ellos podría extenderse más allá de un cierto límite. Cada uno de ellos constreñido entre sus propios lazos diplomáticos y dinásticos opuestos a todos los demás. Y para acabar, todos impotentes frente a las constantes maquinaciones e intrigas de las grandes potencias europeas”[18].
En 1929 Georgi Dimitrov, el comunista búlgaro, veía como única salida una unión anticapitalista de los pueblos balcánicos:
“Sobre la base de un entendimiento de principio entre ellas, las potencias imperialistas mantienen una división territorial artificial e insoportable en los Balcanes. Ellos se oponen resueltamente a la liberación de los pueblos balcánicos oprimidos. Son enemigos jurados de la unidad de los pueblos balcánicos en una federación balcánica, pues no ignoran que, en la actual situación internacional y balcánica, una tal Federación sólo es posible si tiene un carácter antiimperialista, anticapitalista y antimonárquico”[19]
Ambos, el búlgaro y el ruso, observaron claramente el modus operandi de las potencias europeas, que en alianza con las clases poseedoras y dirigencias locales consistía en generar una enemistad entre el pueblo trabajador yugoslavo a partir de las diferencias nacionales y religiosas.
Durante todo el periodo de entreguerras hasta la finalización de la SGM, momento histórico en el que los cuatro héroes nacionales yugoslavos forjaron su lucha contra la monarquía hegemónista serbia, el nazi-fascismo y sus colaboradores, la disputa entre el fascismo (resultado político-militar del capitalismo en crisis) y el comunismo (que iba mutando de bolchevique a estalinista) terminó de zanjarse, en Yugoslavia, con el triunfo de los partisanos liderados por el PCY.
La historia que recorrió la RFSY, es decir la centralización política de tipo soviética, más allá del intento de llevar adelante un modelo de comunismo autogestivo[20] (más en la teoría que en la práctica), y la consecuente generación de una casta dirigente que con el paso de tiempo iba a velar por su continuidad (con los beneficios y lujos correspondientes)[21] y no por el desarrollo del socialismo, desembocó en un régimen político que se fue alejando cada vez más de la impronta de los héroes yugoslavos, que habían dado su vida para el surgimiento de una Yugoslavia alejada de la opresión y explotación capitalista.
Sin embargo, la burocratización del régimen comunista y su, casi que consecuente, posterior desintegración poco tiene ver con la descomunal entrega que hicieron estos cuatro comunistas. Moša Pijade, Đuro Đaković, Ivo Lola Ribar e Ivan Milutinović, figuras destacadas por sus biografías pero parte de un pueblo multinacional (compuesto de trabajadores campesinos y urbanos) que peleó por un mundo mejor.
En la península balcánica, pero sobre todo en los países de la ex Yugoslavia, desde fines del siglo XIX hasta el presente los movimientos nacionalistas han estado absolutamente ligados, aliados o enfrentados, a los capitales imperialistas. La lucha antifascista de liberación nacional, por su carácter multinacional, dejó ver la verdadera cara de los nacionalismos, quienes fueron aliados de los invasores fascistas: mejor ser “invadidos” por el capitalismo fascista que ser expropiados por la resistencia comunista. La SGM, enfrentamiento bélico que dejó al descubierto los rapaces intereses del nazismo, pero también de las democracias liberales y del estalinismo, quienes pactaron zonas de influencia de acuerdo a sus intereses de dominación, demostró que el pueblo trabajador, haciendo a un lado la alienación nacionalista, no solo se enfrentó a los invasores nazi-fascistas sino también a sus aliados y colaboradores locales de todo tipo de nacionalidad y religión como el movimiento ustasha croata, los cetniks serbios, los domobranci eslovenos, los Balli Kombetari albaneses, las SS musulmanas Handžar divizija, etc.
La historia de la Lucha Antifascista de Liberación Nacional de Yugoslavia dejó al descubierto, como nunca en la península balcánica, la enorme potencialidad liberadora que tienen los pueblos trabajadores sí actúan en conjunto. La experiencia de lucha mancomunada, sin distinción de nacionalidad, lengua o religión, pero sí con una firme determinación de pelear contra la opresión y por un mundo mejor es lo que en nuestros días se intenta negar u ocultar en los países de la ex Yugoslavia. La restauración capitalista, guerra fraticida llevada adelante con la sangre de los trabajadores yugoslavos en las postrimerías del siglo XX, necesita obturar el pasado partisano. Toda la clase política que baila al ritmo de Merkel, Trump, Putin, etc, se esfuerza en renovar, día a día, la retórica y los mitos nacionalistas con el fin juntar votos y distraer mientras se hacen los negocios: “Kosovo es el corazón de la Patria serbia”, “Croacia obtuvo su definitiva libertad luego de siglos”, “Los albanokosovares somos libres al fin (pero, no de EUA)”, “La Macedonia actual es la heredera del imperio Alejandrino”, etc.
El artículo, más allá de contar brevemente la biografía de los cuatro héroes yugoslavos, pretende dar evidencias de que es posible enfrentar al capital y sus distintas variantes ideológico-políticas si se lucha de manera unificada dejando a un lado las “jaulas” ideológicas construidas por el régimen burgués. En el caso de los países de la ex Yugoslavia, el zoológico se llama nacionalismo.
Notas
[1] No se ha podido determinar con certeza si se trataba de una tribu iliria, céltica o tracia, o una suerte de fusión de las tres.
[2] Desde fines del siglo XIV hasta principios del siglo XX el imperio otomano detentó posesiones territoriales en los Balcanes. Retirándose definitivamente con sus derrotas en las Guerras Balcánicas y en la Primera Guerra Mundial.
[3] El imperio otomano tempranamente, a finales del siglo XIV, penetró en la península balcánica y se mantuvo en la región, aunque ya de manera marginal, hasta principios del siglo XX.
[4] Hobsbawm, Eric. (1996). Historia del siglo XX. Critica, Barcelona, pag 13.
[5] Traverso, Enzo (2018). Melancolía de la Izquierda. Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires, pag 38.
[6] Brodski Varoš es un pueblo situado en la región de Slavonski Brod ,en el este de Croacia, cercano a la frontera con Bosnia-Herzegiovina.
[7] Originada por Đorđe Petrović, también conocido como Karađorđe (en turco Jorge el negro). Esta dinastía gobernó el principado de Serbia 1842 a 1858, de 1903 a 1918 el reino de Serbia, y de 1911 a 1941 el reino de Yugoslavia. Los Karađorđević perdieron el poder como resultado de la invasión nazi-fascista en 1941. Se exiliaron en Gran Bretaña y no pudieron volver debido al surgimiento de la Yugoslavia comunista. Luego de la desintegración de Yugoslavia la familia se reinstaló en Belgrado, recuperó algunas de sus propiedades previas, pretende aspirar a un futuro trono de Serbia y el príncipe Alejandro vive desde el año 2001 en el antiguo palacio real.
[8] Fundada en 1926 tenía como objetivo la formación de dirigentes de partidos comunistas de todo el mundo. Los estudiantes recibían cursos de historia de la clase obrera, de economía política del imperialismo, de teoría marxista y de la experiencia de la dictadura del proletariado.
[9] Fue una organización creada por la Internacional Comunista. Condujo campañas de apoyo a los prisioneros comunistas y reunió apoyo material y humanitario en situaciones específicas. Estaba dirigida por Clara Zetkin, Elena Stásova y Tina Modotti. Fue disuelta en 1947.
[10] Se encuentra en la localidad croata de Lepoglava y fue construida en 1854, siendo utilizada por el imperio austrohúngaro, el reino de los serbios, croatas y eslovenos, luego el reino de Yugoslavia, la RFSY, y finalmente por la actual República de Croacia. Hoy en día es la prisión más viaja de Croacia.
[11] Los Comités de Liberación Nacional de Yugoslavia se encargaban de organizar la vida en los territorios liberados.
[12] Extracto de la carta enviada por Ivo Lola Ribar a su novia Sloboda Trajkovic
[13] La Lucha Antifascista de Liberación Nacional de Yugoslavia comenzó como una guerra de guerrillas. Más adelante, cuando los partisanos fueron ganando posiciones y consiguiendo armamento se fue tornando un enfrentamiento regular.
[14] La Quinta Ofensiva fue el ataque más feroz que sufrieron los partisanos. El objetivo era eliminar definitivamente la resistencia y acabar con la jefatura militar liderada por Tito.
[15] Destacado comandante de las fuerzas militares partisanas. Perdió la vida en la Quinta Ofensiva Alemana en Sutjetska.
[16] Los Ustashas fueron un movimiento político-militar de derecha con una fuerte impronta católica y un marcado anticomunismo. Enmarcado en lo que fueron los movimientos fascistas clericales, surgidos en el periodo de entreguerras, tuvieron especial saña con la población serbia, que fue víctima junto con los judíos, gitanos y antifascistas, de todo tipo de nacionalidad, de un genocidio llevado adelante en el marco del Estado Independiente de Croacia (1941-1945) y operativizado en el Campo de Concentración de Jasenovac.
[17] La Cuarta Ofensiva, llamada por los alemanes Operación Weiss, tuvo como suceso desencadenante la Batalla del rió Neretva, en la que los partisanos pudieron resistir e incluso terminaron contraatacando a los tropas chetniks de Draza Mihailovic.
[18] Trotsky, León (1910) Los Balcanes, la Europa Capitalista y el Zarismo. Proletary nº 38 – 1 de noviembre de 1910. Marxists Internet Archive, octubre de 2000.
[19] Dimitrov, Georgi (1929) El Imperialismo en los Balcanes. La Federation Balcanique, núm. 120, 15 de Julio de 1929. Marxists Internet Archive, octubre de 2000.
[20] El modelo autogestivo yugoslavo pretendió romper con la centralización política y la planificación económica soviética que tenía la RFSF, que a pesar de haber roto con el estalinismo en 1948 mantenía.
[21] El disidente comunista Milovan Đilas sostuvo que se había generado una “Nueva Clase”.