Introducción y traducción: Pablo Arraigada
“Como podemos ver, el mito acerca de Goran y “La fosa” tuvo desde el principio su propia vida artística, pero a diferencia de textos literarios convencionales que evocan la tradición su arte es marcadamente poco tradicional. Por un lado, tenemos un texto literario que representa el mito fundacional de la víctima y la victoria socialista yugoslava, que está escrito de manera convencional y que conscientemente evoca lecturas intertextuales en el contexto de la tradición. Por otro lado, desde las bellas artes, era una demandaexplícita de alejarse del realismo socialista y de introducir nuevos procedimientos desde las primeras ediciones, desde las
abstracciones de Murtić hasta el cubismo de Picasso y Bakić”.
Miranda Levanat-Peričić
Con sólo treinta años moría Ivan Goran Kovačić. Nacido en la zona de Gorski Kotar, traía desde allí un símbolo de las montañas, la libertad y su tierra en el nombre: ‘Goran’. Esto es su voz, el eco de la misma, que se ve en su poema “Jama” (“La fosa”), donde los versos son una fuerza animalizada y él los anuncia s rikom gora (“con un rugido de montaña”). “La fosa” fue el gran trabajo de Kovačić, un poema de tinte épico que denuncia y describe lo que se vivía durante la Segunda Guerra Mundial.
Ivan Goran Kovačić sobresalió de la escena literaria y cultural yugoslava, a pesar de que su nombre poco a poco se apagó llegada la década del noventa. Tras su muerte trágica y prematura, ha recibido de manera póstuma múltiples homenajes en su patria y en el extranjero. El poeta Dragutin Tadijanović, considerado el gran bardo croata, tiene su “Epitafio a Goran”:
Nacido el primer día de primavera
en el año mil novecientos trece
bebí el cántaro de la vida, con dolor,
treinta brillantes y sombríos años,
hasta que se rompió en las manos,
la mano del ejecutor, cruel, maldita;
para mí, más allá, no hay cántaro ni primavera.
Mi tumba yace en la montaña, desconocida;
no saben de ella amigos, ni madre o hermanos,
no ven cómo les hago señas
tras cada árbol. No tengo más miedo:
soy fuerte como el país que me vio nacer
eterno como la tierra que me ha cubierto
Así es como se construye la gesta y el mito de Goran. Porque se debe de pensar un ejercicio doble, el que hizo el poeta al escribir “Jama” y lo que ha generado en las lecturas e interpretaciones posteriores de intelectuales y pensadores, en la crítica y en el pensamiento de quienes lo apoyaron y quienes son detractores. Junto a Tadijanović, hay que pensar en Branko Miljković, quien también lo homenajea con un poema. Pero esto trasciende la ex Yugoslavia, y también es un símbolo en Francia, con Paul Eluard al escribir un poema en su memoria, como prólogo a la edición francesa, o Louis Aragon pregonándolo y leyéndolo en eventos y reuniones. Ya más cercano en el tiempo, es posible ver cómo se reinterpreta la historia, cómo se la tiñe con humor y crítica, pero Kovačić sigue presente como el poeta combatiente, como es el caso de Narodni heroj Liljan Vidić (2015), película a cargo de Ivan-Goran Vitez. Se muestra en ella una unidad de partisanos combatientes con una misión, y en medio se parodia a los dos símbolos de la resistencia croata: Vladimir Nazor y Kovačić.
Nazor y Kovačić establecieron un vínculo y una amistad muy fuerte, yendo ambos a unirse a la resistencia –a pesar de la avanzada edad del primero y el cuadro grave de tuberculosis que aquejaba al segundo–, episodio que se encuentra en los diarios de Vladimir Nazor, S partizanima (Con los partisanos, cuyo primer capítulo apareció traducido en un número anterior de Eslavia). Esto se presenta de distintas maneras y hay hipótesis varias, incluso las que niegan o no le dan el lugar que tuvo a Nazor, dejando a Kovačić solo en esta hazaña (Miloradović, 2012, p. 28). Ambos desarrollaron una actividad literaria en el fuego del combate, lo que explica los puntos en común que pueden encontrarse. De ahí que Ivan Goran Kovačić refleja el contexto histórico y su experiencia y horrores de la guerra en “La fosa”, por lo que este texto se vuelve una denuncia contra el carácter atroz del régimen ustaši y la torturas que ha atestiguado. En el poema flota el espíritu antibelicista, el deseo de un mundo nuevo en paz y una dura condena a las torturas y los crímenes de guerra. Un poema que entra en lo más clásico desde su estructura, como dice en su ensayo Miranda Levanat-Peričić: “En cuanto a la forma, ‘La fosa’ es un texto muy convencional: un poema clásico en diez cantos simétricos escrito en pentámetro yámbico, en un patrón fijo de sextina rimada” (2019, p. 161). Pero un poema que refleja el deseo de lo experiencial no es sólo una expresión de su sentir taciturno, es una forma de dar a conocer su experiencia y la de quienes lo acompañaban. El poema es un mapa, y esto puede verse en las ediciones originales del poema, donde los ilustradores incluyen estos mapas intercalados al texto. La fosa es una marca en el territorio, es la cartografía de los horrores que se experimentaron frente a los ustaši, los alemanes nazis y los četniki. Los versos se vuelven un testimonio de los crímenes, de las torturas, de los pesares que sufrió el pueblo en la locura y la vorágine del conflicto bélico.
Es por esto que la muerte se configura como un tópico central en el poema. La muerte que Ivan Goran siente en vida, la que observa entre los suyos, la que sabe se avecina. Se trata tanto de la muerte como de su muerte. La salvación y el dar testimonio conllevan cierta culpa en el poema, conllevan esa imposibilidad de que sea un testimonio real –ecos de Agamben, de Derrida, etc.–, pero convierten a este poema en un canto épico. Es un viaje estructurado como un monólogo, con el narrador que cuenta su vida hacia su muerte, pero este mapa que traza lo lleva a continuar el viaje y volver a la muerte. Hay un plano de lo mundano y el horror, la tragedia, y un plano de lo divino y la salvación mediante la lucha, la unión. Es posible pensar cómo la poética de “La fosa” (Jama) va de la mano con “Cuento de hadas sangriento” (Krvava bajka), de Desanka Maksimović. Ambos relatan un horror y los crímenes de guerra, muestran la muerte de forma cruel y descarnada y tuvieron un carácter formador y pedagógico, siendo composiciones que los alumnos sabían y eran capaces de recitar en los años de la Yugoslavia socialista. Los dos poemas encierran ese carácter épico, integrador y pedagógico –se puede agregar “doctrinario”– de lo que doy en llamar “literatura partisana”.
La muerte se expresa en el cuerpo. Una y otra vez se sabe que hay una fosa repleta de cuerpos, y se sabe esto por sus partes, por las extremidades, por la espalda. El cuerpo que sufre, que llora, que aúlla, que flota, el ser humano deshumanizado, animalizado. Los verdugos son animales hirientes y carniceros, las víctimas son animales que sufren y se quejan. La naturaleza irrumpe y daña, no es un refugio, el fuego que da abrigo en el poema suele arder, quemar. Hay humo y aldeas quemadas. El juego luz y oscuridad tiñe todo el poema y la oscuridad se sigue de la ceguera, de la tortura por parte de los verdugos, quienes con cuchillos arrancan o mutilan los ojos. No ver, no poder atestiguar, no decir. De ahí que ese yo testigo que lleva el ritmo del poema es esencial y pone al texto dentro de un canon, le da otro valor, lo vuelve un poema que puede preservarse en el tiempo.
Pueden trazarse muchas líneas más, puede ahondarse en ellas, pueden rastrearse el contexto y las referencias. Claro está, la idea de este texto es sólo presentarlo, mostrar a “La fosa” como una obra que denuncia y trasciende en el tiempo, que muestra los horrores de la Segunda Guerra Mundial, de los que Kovačić también fue víctima. Incluso tras su muerte, se ha intentado construir un mito alrededor de este final, siendo uno de los puntapiés iniciales el texto de Moša Pijade acerca de Nazor, donde se detiene en lo sucedido con Kovačić y Mišo Milošević. Hay un intento de unir a los serbios y los croatas, de hermanarlos durante los primeros años del régimen socialista en Yugoslavia. Pero el poema es una fuerte crítica contra el régimen croata ustaši, cuando los responsables de la ejecución de Ivan Goran Kovačić fueron tropas četniki. Lo capturaron a él y a su amigo y los mataron, cortándoles la garganta. El uso del poema como una crítica hacia el sector nacional socialista y el poder y crímenes de los seguidores de Ante Pavelić, desde la voz del mismo Ivan Goran, no atestigua de la mejor manera la diferencia y guerra interna entre los partisanos y los serbios nacionalistas monárquicos, los četniki que fueron responsables de muchísimos crímenes de guerra. El discurso de unión choca con la posición frente a los nacionalismos en los Balcanes:
Desde que los četniki mataron al poeta cerca de Foča, hubo intentos de ver su muerte en el contexto de las trágicas controversias de una guerra fratricida, y tales enfoques críticos insistieron en el contexto de la masacre de ustaši descrita por “Jama”. No hay errores significativos en esta lectura, salvo el positivismo metodológico que está en función de un compromiso político específico. Cabe señalar, sin embargo, que los verdaderos incentivos de Goran sólo pueden reconstruirse a partir del conocimiento de las circunstancias extraliterarias y las anotaciones del diario de Vladimir Nazor, pero la única concreción histórica precisa que se menciona en “Jama” son los partisanos, que aparecen como salvación en el final del poema. (Levanat-Peričić, 2019, p. 160)
Esto es un pequeño bagaje, necesario para comprender en parte lo que implicó el poema en su contexto. Hay que tener en cuenta su importancia, más allá de ser usado como texto escolar e histórico: fue traducido hacia 1948 al francés, en una edición que estuvo ilustrada a cargo de Pablo Picasso. Dicha edición es fundamental, ya que se empleó para la primera traducción de “La fosa” al español en Buenos Aires durante el gobierno peronista, aparecida en el año 1951, con dibujos de Vojin Bakić. La presente traducción intenta mantener la estructura rimada del original para que se comprenda mejor la épica y el intento de mantener la tradición que envuelven esos textos, a pesar de que no respeta la métrica original. A futuro, espero poder adecuar eso para una nueva traducción. Y sepan que “En ningún lado el llanto. La risa. Los insultos. Los poemas”.
La fosa
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Bibliografía
Kovačić, I. G. (1944). Jama. Bari: sin fondo editorial.
Levanat-Peričić, M. (2019). “Forgetting Strategies in (Re)structuring Collective Memory of Goranʼs Poem The Pit”, Poznańskie Studia Slawistyczne, 16, pp. 159-174.
Miloradović, G. (2012). “Tri groba jednog pesnica. Smrt Ivana Gorana Kovačića: činjenice, interpretacije, mit”. En Roksandić, D. y I. Cvijović Javorina (eds.), Intelektualci i Rat, 1939–1947. Zbornik radova s međunarodnog skupa Desničini susreti 2011. Zagreb: Filozofski fakultet u Zagrebu Plejada.