Traducción: Eugenio López Arriazu

Iván Teófilov nació en 1931 en Plovdiv, Bulgaria. Dramaturgo, director teatral, traductor del ruso y editor de amplia trayectoria, ha publicado dieciséis libros de poesía entre 1963 y 2016 y recibido numerosos premios. Los poemas aquí traducidos son todos de su libro Infinitivo, de 2004.
REPETICIONES
Al leer a Borges[1]
Cuando en la rotonda del anochecer César,
apretado contra una de las treinta columnas
de la columnata circular por los apresurados
cuchillos de sus amigos, vio también a su
protegido Marco Junio Bruto, jadeó ronco
a través de la sangre que brotaba: «¡¿Tú también, hijo mío?!»…
resonó condenatoria la acústica.
Y Shakespeare recoge con su oído único ese
grito condenatorio. Quevedo también lo recoge.
Parece que al destino le gustan las repeticiones
en todas sus variantes y en todos los tiempos,
porque miren, casi veinte siglos después
(según rumores de las crónicas policiales)
un tal Jr. St. de Ispérij, en un frenético espasmo
tras un inesperado golpe de daga, al ver
los ojos enfurecidos de su hijo, sollozó
(estas palabras hay que oírlas, no leerlas):
«Ah… ¡muchacho!» Y se desplomó, sin sospechar
que moría por una escena conocida.
CONDENA
Digamos lo que digamos,
queda la jaula de palabras.
PESADILLA
Siempre esta vida que se arrastra – maliciosamente
confiscada por el Destino
e iluminada por la soledad.
EN LA NATURALEZA
El halcón. Su confesión simétrica
en círculos de luz y vértigo.
Anillo de bodas del viento.
Himno ronco
del aire y el peñasco.
Arriba.
Y abajo…
en los intervalos de la vasta vida
apenas alguien sabrá del aliento
de la hormiga y el trébol,
que son una misma confesión
y pensamiento iluminado y dolor estremecido,
y círculos ardientes de amor…
…bajo los derrumbes solares y el eco
de lo Inabarcable,
que es su otra memoria. Y alma.
AUTOPISTAS
Ejecuciones del silencio.
LA MUERTE
Regazo de luz eres,
¡Oh, Madre del Infinito!
EL EPITAFIO DE TIMÓN DE ATENAS
(Siglo III a.C.)
Aquí encontré descanso –
Timón de Atenas – el misántropo.
Caminante,
lánzame tus maldiciones,
para que reviva tu vulnerabilidad
y apresures la hora
de tu propia muerte.
SABIDURÍA
Luz,
recortada en la sonrisa de un hombre.
SOBRE EL ENFOQUE EN LA POESÍA
Y el patio en la mañana de charla con los colores
del agitado foro de las flores
tensa mi aliento como una cuerda.
Y en un instante en mis sentidos iluminados
se inscribe el episódico acto
de las mariposas serpenteantes
con la retórica de su óptico lenguaje.
Excitado,
examino los movimientos extraños
con las informaciones confidenciales
de signos y temblores fugaces
que realizan el contraste de significados.
Me esfuerzo por no olvidar,
que al contemplar el mundo,
él en otra parte a sí mismo se contempla
con otra visión y otro colorido.
Existimos en diferentes tiempos.
La hierba tiene su tiempo, también las piedras.
Pero este mundo es indivisible en su esencia,
su aroma es omnipotente.
Así manejo las palabras y las cosas.
Las cosas tienen su propia mirada hacia el mundo.
Las cosas se relatan a sí mismas.
La poesía es lo que dice.
Notas
[1] El poema continúa “La trama” de J. L. Borges.