Ingrid Ots [1]
Hay algo en la poesía que atrae a sus lectores y, sin embargo, es difícil de precisar. A veces es la captura de una existencia efímera de una emoción particular, o una frase que traduce a palabras, a través de la repetición, del paralelismo u otra figura poética, una expresión de vida, previamente oscurecida por el silencio. También hay poetas que, impulsados por un ímpetu creacionista, construyen mundos enteros e incitan al lector a vivir otras vidas, donde se puede cambiar perspectivas, contextos, pieles.

Semjon Hanin es uno de esos poetas. Nacido Alejandro Zapol en 1970 en Riga, Letonia, es un autor de habla rusa quien, además de escribir, ha traducido poesía letona al ruso y publicado una antología de poesía letona. Círculo de Poesía Ediciones acaba de publicar en México la compilación de sus poemas Pero no así en traducción de Indira Díaz. La edición en español, que salió a finales de 2023 con el apoyo del programa Latvian Literature, reúne sus poemas de distintos años para dar una vista de pájaro a su obra.
La manera de escribir de Hanin es poco lineal, a menudo abstracta y no necesariamente armoniosa. Algunos poemas incluidos en la compilación parecen indagaciones profundas sobre la vida pero el lenguaje que emplea es deliberadamente impreciso y confuso: “es decir, en otras palabras, eso no fue completamente lo que pasó/ en general no conseguirás entender de qué se trata hasta el final”. La coherencia está sacrificada a favor de la inmediatez, del flujo de conciencia y de una transmisión poética a trazos amplios. Da la impresión que el autor no se preocupa por impactar al público y está más interesado en el mero acto de dejar que las palabras «suelten su calor», como decía la poeta estadounidense Natalie Goldberg. De hecho, una de las instalaciones recientes de Hanin que hizo con el grupo de poetas Órbita, que él cofundó en 1999, apostaba por la democratización del arte: las personas participaban directamente en su instalación, escribiendo algo en una tira de papel, que luego iba a una trituradora y se convertía en una guirnalda, un montón de tiras de papel.
Otros poemas muestran su atención a lo absurdo. En ellos, su universo poético se satura de los matrimonios imposibles entre lo cotidiano y lo excepcional, lo elevado y lo vulgar: monumento a una palmera/ hecho de plástico a gran escala/ y un busto de cactus// tras la barra/ la estatua de un barman con un shaker/ sobre un pedestal el esqueleto de un taburete/ el establecimiento surgió de las profundidades/ recientemente/ no es pompeya por supuesto/ no es santorini ni bahía/ no es un palacio de cultura vef/ pero es todo lo que queda/ de una misteriosa civilización de meseros. Al final del poema las autoridades del municipio, al examinar el sitio arqueológico, deciden preservarlo como “un memorial a las víctimas del café y del alcohol”.
A menudo su expresión se viste de estilos muy formales, didácticos, burocráticos, con tal efecto que se intensifica el sentimiento de irracionalidad subyacente de la realidad de la cual Hanin es el testigo. Por ejemplo, termina un retrato de una casa que se hundió junto con sus habitantes: y como ha sido demostrado en un estudio reciente/ el ruido de una máquina de riego acaba con el ruido del océano. Tal vez estos poemas resultan los más cautivadores, ya que muestran su personalidad poética propia e invitan a los que leen a Hanin a un juego libre con significados, formas y esquemas poéticos.
Podemos pensar en la poesía traducida como un cuchillo que puede perder su filo si lo trasladamos de un idioma a otro, ya que va a ir cortando otro tipo de texturas. El mismo Hanin utilizó otra metáfora: uno de sus libros bilingües publicados, con textos en letón y ruso, constaba de dos ediciones con un imán cosido en la portada. Al colocarlos uno al lado del otro, se atraían o, por el contrario, se repelían. Los lectores tenían que buscar la manera de juntarlos para mantenerlos unidos. Este trabajo, tanto de traslado como de apego, es un verdadero reto a la hora de traducir la poesía pero la traducción de Indira Díaz lo logra con éxito, manteniéndose fiel a la espontaneidad e ingenuidad aparente del poeta letón.
Notas
[1] Doctora en Sociología por la Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco, México. Tiene los grados de Maestra en Sociología por la misma institución y Licenciatura en Periodismo por la Universidad de Sheffield, Reino Unido. Actualmente está haciendo estancia postdoctoral en historia en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.