“Negación del luto”: Serguéi Shargunov y el nuevo realismo

Julián Lescano

«Los bueyes de la “literatura”, la “política”, el “periodismo” me desgarran en pedazos». En esta frase pronunciada como al pasar en una entrevista, aventuramos, se cifra lo esencial de la figura de Serguéi Shargunov (n. 1980). Prosista y crítico literario; periodista, editor y presentador de televisión; activista social, presidente de la Asociación de Uniones de Escritores y Editores de Rusia, miembro del Consejo Presidencial de la Lengua Rusa y diputado de la Duma Estatal en dos ocasiones: si Chéjov pudo decir que la medicina era su esposa legítima y la literatura su amante, Shargunov parece tener problemas para decidir cuáles de sus facetas corresponden a una u otra categoría. Egresado de la Facultad de Periodismo de la Universidad Estatal de Moscú (MGU) y escritor que conoció el éxito desde joven (publicó su primer libro, y ganó por él el premio «Debut», a los 21 años), ha pasado por varios movimientos y partidos políticos (y fundado más de uno) y puede decirse que hoy en día es una figura prominente en el campo tanto político como cultural de su país. Pese a que hoy en día es blanco de sanciones por parte de EE. UU. y la Unión Europea por «complicidad en la guerra de Putin» y «apoyar los esfuerzos del Kremlin para invadir Ucrania», lejos está de representar la figura de un «adicto al régimen». El dinero del premio que recibió por su primera novela El bebé está castigado (2001) lo donó a un fondo de apoyo a Eduard Limónov, líder del Partido Nacional Bolchevique y conocido opositor a Putin. Años después, Shargunov admitió en una entrevista que «esperaba» que se produjera en Rusia un levantamiento al estilo de la llamada «Revolución naranja» de 2004-2005 en Ucrania. Y en 2012, se pronunció públicamente a favor de las integrantes de la banda punk Pussy Riot, detenidas por vandalismo, y señaló que «el inapropiado ánimo represivo del Estado actual es una amenaza para todos». Como se ve, a lo largo de los años Shargunov siempre se ha comprometido en asuntos de interés público y no ha tenido pruritos en expresar sus opiniones políticas, por poco populares o convenientes que estas pudieran resultar.

Pero, si Shargunov no puede decidir cuál es su esposa legítima, en este caso decidiremos por él: es su faceta literaria la que nos ocupa aquí. En el año 2001, cuando todavía era estudiante de Periodismo en la MGU, publicó en la revista Novi mir Nuevo mundo») el artículo «Negación del luto», considerado el manifiesto del llamado «nuevo realismo» en la literatura rusa. En los últimos años del siglo XX, el relativismo extremo en la literatura parecía agotado: varios autores observaron que el fin del posmodernismo estaba cerca y que su actitud estético-ideológica estaba siendo sustituida por otras nuevas, que implicaban en general un retorno a principios realistas[1]. El propio Shargunov lo anuncia en su artículo: «Se avecina un nuevo realismo».

Considerado junto con Valeria Pustovaia el ideólogo del nuevo movimiento, Shargunov es especialmente crítico con el posmodernismo, al que acusa de haber alienado al lector con su lenguaje críptico y sus juegos intertextuales. Según el autor, el posmodernismo rápidamente pierde el contacto con la realidad para convertirse en un ejercicio obsoleto de estilo vacío de contenido. Con la misma seguridad, afirma que los clásicos rusos han caducado también: ni su realismo anticuado ni las parodias huecas del posmodernismo logran despertar el interés del lector finisecular, que se encuentra en el centro del flujo imparable de información que habilita la sociedad de masas.

En contraste con estas vertientes, el nuevo realismo propone una literatura que hable directamente a las personas comunes del presente, cuyas experiencias y preocupaciones son «más significativa[s] e interesante[s] que cualquiera de los textos más incomparables». Al mismo tiempo, resulta importante en la concepción de Shargunov el rol del escritor: este no se encuentra ya en un «rincón polvoriento» de ilusiones existenciales, sino que puede y debe arremangarse y participar activamente de la vida social y política de su país. Gestionar, organizar, involucrarse en los problemas de su época: actuar. Como hemos visto, en esto Shargunov ha guardado con sus ideas una férrea coherencia.

El «nuevo realismo» actúa entonces como instrumento de lucha moral y artística contra el posmodernismo, que, debido a su naturaleza, es incapaz de satisfacer las necesidades de la nueva generación. De hecho, para caracterizar la posición de los escritores posmodernistas frente a una época que ya no entienden, y que ya no los entiende, Shargunov usa las palabras не вписавшихся, que puede traducirse como «los inadaptados», «los que no se han integrado».

Para el autor, la principal virtud de la nueva literatura está en el «poder de descripción», en la «fuerza de la palabra». No obstante, no se trata solo de la descripción minuciosa de la realidad y el lenguaje directo como antídotos contra el misticismo new age y el estilo enrevesado y plagado de «trucos» del posmodernismo. En un artículo posterior, «Estratégicamente, vencimos», Shargunov afirma: «el nuevo realismo es nuevo en el sentido de que es más franco y duro que el realismo clásico, absorbe las búsquedas intelectuales actuales, las revelaciones psicológicas, las técnicas lingüísticas y refleja una vida estilística más dinámica» (Шаргунов, 2005[2]). En definitiva, se trata de regresar, a través del prisma actualizado del nuevo siglo, a los eternos problemas del ser humano, a los grandes temas de la modernidad que el posmodernismo había pretendido infructuosamente dejar atrás. Es una vuelta, también, a ciertos valores tradicionales y patrióticos que aquel había abandonado, cierta reacción nacionalista frente al occidentalismo desatado de la última década del siglo. Los escritores neorrealistas sostienen las preocupaciones morales de la literatura rusa clásica, con su antropocentrismo psico-sociológico, contra el relativismo posmodernista. En palabras de Shargunov: «El realismo renovado es el nieto que escucha al severo abuelo veterano de guerra, rebelándose contra el padre relajado y bromista con su discurso corrupto y autocomplaciente» (citado por Василевич, 2009).

Entre los valores que empiezan a destacarse en la nueva generación está la necesidad de escritores con una posición vital explícita, que en sus obras transmitan ideas claras sobre el mundo en lugar de ofrecer solo «juegos» con la realidad y la ficción, parodias de los clásicos e ironía escéptica. La ya mentada Pustovaia, en su artículo «Derrotistas y transfiguracionistas. Sobre dos visiones actuales del realismo», escrito cuatro años después que el de Shargunov, exige del neorrealista la capacidad no solo de describir la realidad, sino de interpretarla: «Debe ser capaz, como un antiguo adivino, de descubrir verdades trascendentales escarbando en las entrañas del pájaro de la vida» (Пустовая, 2005). En eso consistiría la superioridad del nuevo realismo: en que no se limita a representar la experiencia mundana concreta, sino que «percibe en la persona lo “real” del dolor, la debilidad, el pecado, pero lo representa en la escala de la Verdad, dentro de un marco en el que el ser humano no es solo una criatura, sino también un creador; no solo un esclavo, sino también su propio liberador» (ibídem).

Otro aspecto que suele destacarse en el nuevo realismo es que la actitud del escritor, amén de activa y comprometida con los problemas de su tiempo, debe ser fundamentalmente seria y, sobre todo, sincera. Una «nueva sinceridad», como se ha dado en llamar a la gran corriente de la literatura rusa contemporánea que abarca no solo la novelística de los neorrealistas, sino también la poesía de autores como los tridtsatilétnie (“treintañeros”), grupo al que pertenecen nombres como Borís Ryzshi, Maxim Amelin, Inga Kuznetsova y Gleb Shulpiakov. Con esa denominación generalizadora se explicita la radical oposición de esta literatura a la omnímoda mueca irónica posmodernista.

Esta actitud de seriedad y sinceridad aúna a los grandes prosistas del nuevo realismo, que representan algunas de las personalidades más destacadas del panorama literario ruso actual: además del propio Shargunov ―con novelas como ¡Hurra! (2003), ¿Cómo me llamo? (2006) y Libro sin fotografías (2011), resulta imposible obviar a Zajar Prilepin[3] (n. 1975), en especial sus novelas Patologías (2004, traducida al castellano por Marta Rebón en 2012), Sankia (2006) y La morada (2014); a Román Senchin (n. 1971), con sus novelas Nubuk (2003), Los Iéltyshev (2009) y La información (2011), y a Denís Gutsko (n. 1969), con su dilogía Rusófono (2005-2006). El renombrado literato y crítico Andréi Rudaliov apunta en su artículo «Un crítico con una postura» que esta generación de escritores que ha empezado su carrera alrededor del cambio de siglo se caracteriza por «el documentalismo; la captación tanto de los más mínimos instantes de la contemporaneidad como de los matices de los movimientos del alma del protagonista, que a menudo, aunque no necesariamente, se identifica con el autor; el carácter confesional; una veracidad artística extrema, sinceridad, y el tradicionalismo» (Рудалёв, 2007).

En estas novelas, pues, la ficción se reduce al mínimo y cobra importancia cierta narrativa autobiográfica; el autor utiliza creativamente sus recuerdos y experiencia vital para construir la trama, en la medida en que su mirada cercana a la realidad cotidiana y social, que vive «desde adentro y con una posición activa», le confiere una «visión» en términos de Shargunovsuperior a la media. En este mismo sentido, la atención vuelve a dirigirse al héroe como tipo psicológico y social, a su relación con su mundo interior y con la realidad: «El suelo es la realidad. Las raíces son las personas».

El alegato de Shargunov, en última instancia, puede resumirse en el planteo de que la proclamada muerte de la novela realista no ha tenido realmente lugar, en efecto «negando el luto» que autores como Víktor Eroféiev se habían apresurado a guardar por la literatura del pasado. La realidad y la verdad, expulsadas a través de la puerta de la posmodernidad, retornan con renovado brío por la ventana abierta por los nuevos vientos que trae el siglo XXI. El fin de la Historia había resultado mucho más breve de lo esperado, y los nuevos escritores, nacidos en los años crepusculares de la URSS («en vísperas y en la cresta de la perestroika») y formados ya en el marco del capitalismo, estaban ansiosos de abordar las problemáticas urgentes que su presente les proponía: la guerra, la cultura de masas, la crisis de los valores y la búsqueda de identidad en un mundo cuya faz se había transformado dramáticamente.

A fin de cuentas, la negación del luto se produce porque, a pesar de que se haya intentado enterrarla una y otra vez, «la literatura es inevitable». Queda por ver, en el péndulo incesante de la Historia, hacia dónde se inclinará en el futuro. Sea como fuere, podemos acordar con Shargunov cuando sostiene, en línea con las mejores tradiciones de la literatura rusa, que «el territorio de la libertad sigue siendo la literatura», pues «proporciona al autor una especie de coartada metafísica».

Bibliografía

Василевич Е.А. (2009) Интертекстуальное поле романа Р. Сенчина «Нубук» // Русская литература. Исследования: Сб. науч. тр. — Вип. XIII. — Бібліогр.: 9. URL: http://dspace.nbuv.gov.ua/bitstream/handle/123456789/31046/23-Vasilevich.pdf?sequence=1 (дата обращения: 18.11.2024). [Vasílievich, E. A. «El campo intertextual de la novela de R. Senchin “Nubuk”»].

Новикова Е.О. (2019) «Новый реализм» – его авторы и герои // Сибирский филологический форум, N.º 2 (6). URL: https://doi.org/10.25146/2587-7844-2019-6-2-08 (дата обращения: 18.11.2024). [Nóvikovo, E.O. «El “nuevo realismo”: sus autores y personajes principales»].

Пустовая В. (2005) Пораженцы и преображенцы // Журнальный зал: Октябрь. № 5. URL: https://magazines.gorky.media/october/2005/5/porazhenczy-i-preobrazhenczy.html (дата обращения: 18.11.2024). [Pustovaia, V. «Derrotistas y transfiguracionistas»].

Рудалёв А. (2007) Критик с позицией // Литературная Россия. № 50. URL: https://litrossia.ru/item/2370-oldarchive/ (дата обращения: 18.11.2024). [Rudaliov, A. «Un crítico con una postura»].

Шаргунов С. (2001) Отрицание траура // Журнальный зал: Новый мир. 2001. № 12. URL: https://magazines.gorky.media/novyi_mi/2001/12/otriczanie-traura.html (дата обращения: 18.11.2024). [Shargunov, S. «Negación del luto»].

Шаргунов С. (2005) Стратегически мы победили // Журнальный зал: Континент, N.º 125. URL: https://magazines.gorky.media/continent/2005/125/strategicheski-my-pobedili.html (дата обращения: 18.11.2024). [Shargunov, S. «Estratégicamente, vencimos»].

Notas

[1]      Para información más detallada sobre la literatura posmodernista en Rusia, véanse el artículo de Víktor Eroféiev “Exequias para la literatura soviética” y el comentario que lo acompaña, en el número anterior de Eslavia.

[2]      Nuestra traducción de todas las citas cuya fuente brindamos en cirílico.

[3]      Prilepin es conocido por sus posiciones nacionalistas y favorables a Rusia en el conflicto con Ucrania. En mayo de 2023, Prilepin sufrió un atentado en el óblast de Nizhni Nóvgorod cuando una bomba lapa explotó en su vehículo. El ataque causó la muerte de su conductor y dejó a Prilepin herido en una pierna. Las autoridades rusas atribuyeron el atentado a un sabotaje vinculado a los servicios secretos ucranianos.

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