Gerard Hofman
Pueblos eslavos en Alemania Oriental
Si se observa con atención un mapa de Alemania en la orilla derecha del Elba, el territorio de la antigua República Democrática Alemana (RDA), se apreciarán muchos topónimos de origen eslavo: Leipzig (sorbio: Lipsk, lugar del tilo), Dresde (alto sorbio: Drježdźany, habitante de un pantano) y Berlín (polabo: Berl o Birl, tierra no cultivable). En esta zona también se encuentran muchos apellidos como Nowak, Kempowski, Pietsch, Kabold, Pramule, Pritzbuer y Preen. Incluso en el alemán estándar se pueden encontrar bastantes préstamos eslavos, como Peitsche (sorbio: bič, polaco: bicz) o Grenze: (ruso/polaco: граница/granica). Y esto no es tan extraño porque en el siglo VI esta zona estaba poblada en gran parte por pueblos eslavos a los que se suele denominar con el término colectivo vendos. Más tarde se utilizaron otros términos como polabios (es decir, pueblos a lo largo del río Elba) y sorbios, y la zona fue llamada Germania Slavica por las crónicas medievales. Tras una fuerte colonización germánica en los siglos XII y XIII, estos pueblos fueron en su mayoría asimilados, exterminados o expulsados hacia el este (los actuales casubios cerca de la actual ciudad polaca Gdansk son probablemente descendientes de ellos). Aparte de los topónimos, los nombres propios y algunos monumentos arqueológicos importantes, apenas se conservan rastros de estas culturas. Textos escritos de estos pueblos eslavos prácticamente no existen. Sin embargo, en términos del famoso cómic Astérix y Obélix, en los pantanos del Spree, el Bosque del Spree, dos pequeños pueblos “resistieron” valientemente y han sido capaces de conservar su lengua y su cultura hasta nuestros días: los altos y los bajos sorbios. Entre los 60,000 sorbios no hay más de 20,000 a 30,000 personas que manejen estas lenguas eslavas occidentales, emparentadas con el polaco y el checo. El bajo sorbio, con no más de 7,000 hablantes, está en peligro de extinción inminente, a pesar de los frenéticos esfuerzos por preservar la lengua a través de la educación, la cultura y los medios de comunicación con la ayuda del gobierno alemán. El exponente más importante de la cultura sorbia fue el escritor Jurij Brezan (1916-2006), que escribía tanto en alemán como en alto sorbio. Su obra literaria fue traducida a más de 20 de idiomas.
El hecho de que estos dos pueblos pudieran sobrevivir no era evidente. Entre el siglo XIV y mediados del XIX, la lengua y la cultura fueron suprimidas y sus hablantes considerados «atrasados». Entre mediados del siglo XIX y el Tercer Reich alemán, la cultura se mantuvo relativamente inalterada e incluso hubo un renacimiento, que fue destruido cuando Hitler llegó al poder. No fue sino hasta la RDA (los gobernantes querían, entre otras cosas, mostrarse bien con los ocupantes rusos considerando a los sorbios como un pueblo hermano eslavo en el territorio alemán) que la lengua y la cultura recibieron un estatus de protección que sigue vigente hoy en día.
Uno de los más importantes defensores de la conservación y protección de la cultura sorbia fue nada menos que el conocido novelista alemán Theodor Fontane (1819-1898).
Theodor Fontane
Theodor Fontane (1819-1898) es, junto con el escritor suizo Theodor Keller y el escritor alemán Theodor Storm, uno de los representantes más importantes del llamado realismo burgués del siglo XIX, una corriente literaria que tenía como meta la representación objetiva de la realidad basada en la observación de los aspectos diarios de la vida. Su novela más famosa es Effi Briest (1896), cuyo tema principal es el adulterio en una sociedad cambiante. Su obra puede compararse fácilmente con Madame Bovary y Anna Karenina. Su obra en prosa se caracteriza por la profundidad psicológica, la alta calidad de los diálogos y un gran sentido de la atmósfera y el detalle histórico. Sin embargo, sólo empezó a escribir novelas después de cumplir los cincuenta años. En un principio no se dedicó a la literatura y pretendía seguir los pasos de su padre y convertirse en farmacéutico, realizando varios estudios en Berlín, Neuruppin, Leipzig y Dresde. Pero su estancia en Berlín y Leipzig en 1841 lo puso en contacto con círculos literarios tales como el Grupo alrededor del poeta Georg Herwegh (1817-1875)[1] y el Túnel[2], y fue en esta época cuando publicó sus primeros poemas, especialmente baladas de fuerte contenido romántico inspiradas en Walter Scott y Robert Burns. En 1849, decidió ganarse la vida como periodista en diversos medios de comunicación, a veces conservadores, del entonces Reino de Prusia. Fue corresponsal en Londres desde 1855 hasta 1958. También fue un respetado crítico teatral del Vossische Zeitung[3], que defendía las obras naturalistas de Gerhart Hauptmann (1862-1946)[4]. Desde 1876 trabajó como escritor libre y escribió más de quince novelas hasta su muerte en 1898, la mayoría de las cuales siguen siendo apreciadas.
Paseos por la Marca de Brandeburgo
Antes de dedicarse a la novela, escribió una gran cantidad de obras de no ficción en forma de informes periodísticos caracterizados por una investigación meticulosa y un gran sentido de los detalles históricos. El origen de este interés fue su estancia en Leipzig en 1851, donde visitó los antiguos campos de batallas de las guerras napoleónicas. Su padre luchó en esta época como voluntario en el ejército prusiano y participó en la Batalla de Lützen el 2 de mayo de 1813. Esto debió impresionarle mucho porque más tarde continuó con el tema de la guerra de forma casi obsesiva. Escribió libros sobre las guerras contra Dinamarca (1864), Austria (1866) y Francia (1871) [5] que condujeron a la unidad alemana en 1971. También escribió informes sobre sus viajes por Inglaterra y Escocia. La historia y la cultura de las Islas Británicas despertaron su interés por su propia región, la Marca de Brandeburgo. En 1859, escribió sus primeras crónicas de viaje en varios periódicos. Esto llevó a lo que Katharina Grätz llama su opus magnum secreta[6], los «Paseos por la Marca de Brandeburgo». Trabajó en ello durante unos 30 años, lo que dio lugar a la publicación del ciclo completo en 1892, compuesto por los cuatro extensos volúmenes: El condado Ruppin (1862), Oderland (1863), Havelland (1873) y Spreeland (1882). El libro Cinco castillos (1889) se considera un quinto volumen debido a su temática relacionada.
No quería describir la historia de su patria como una sucesión de áridos hechos históricos. Según Julia Warkentin, quería elaborar una especie de guía de viaje cultural con un alto contenido literario, intentando dar “vida” a los personajes y lugares históricos:[7]
«En los últimos 150 años se consiguió que se hablara con respeto de los habitantes de Brandeburgo (o la gente de la Marca, o prusianos); las hazañas que sucedieron y los hombres que las llevaron a cabo han sabido hacer oír su voz, pero han sido cuidadas más históricamente que humanamente. Batallas y batallas una y otra vez, acciones estatales, embajadas, uno realmente no pudo vislumbrar la vida privada y los pocos a los que se les concedió ese conocimiento no tomaron notas al respecto.»[8]
Cada capítulo se describe como un paseo del autor[9], a menudo junto a un conocido, en el que visita todo tipo de lugares y se encuentra con personas que le hacen profundizar en su historia y su cultura, que delinea con todo lujo de detalles. El lector acompaña al autor en su paseo, por así decirlo, incluyendo detalles de los medios de transporte y de los lugares previamente atravesados. Los paseos tienen bastante similitud con las Memorias de un cazador del escritor ruso Iván Turguéniev, cuyas novelas Fontane conocía.[10] La historia de los pueblos eslavos en la Marca no deja de ser discutida, y Fontane la ha tratado, lo que fue bastante controvertido en su época, cuando el nacionalismo prusiano, y después alemán, fueron muy fuertes.
Fontane y los vendos
Fontane entró en contacto con elementos eslavos autóctonos desde muy temprano. La mucama de su hermano menor era en sus palabras una «fea venda con aspecto de una gitana». En los años 40 visitaba regularmente a su padre en la región de Oderbruch (la actual zona fronteriza con Polonia), donde tenía una farmacia en Letschin, y en sus numerosos paseos por los alrededores de Berlín se encontraba con todo tipo de objetos y elementos eslavos.[11] En contraste con la opinión pública alemana negativa sobre los pueblos eslavos, a los que se consideraba inferiores (especialmente tras la creación del imperio alemán en 1871), Fontane veía principalmente los elementos positivos en los eslavos, los cuales describe especialmente en sus Paseos [12].
En la tercera parte de este “relato de viaje”, titulada Havelland, dedica un capítulo entero (traducido por nosotros en su totalidad) a los vendos con el título “Los vendos en la Marca”. Este capítulo consta de cuatro secciones: 1. “Geográfico-Histórico”, 2. “Forma de vida, modales y vestuario”, 3. “Carácter. Talentos. Culto”, 4. “Rethra. Arkona. «¿Qué pasó con los vendos?””. Estas cuatro secciones se publicaron en forma modificada antes de su inclusión en el libro, los días 2, 9, 16 y 23 de octubre de 1867 en el Wochenblatt der Johanniter-Ordens-Ballei Brandenburg.[13] Las cuatro secciones están introducidas por un lema en forma de poesía que hace referencia al contenido de cada capítulo.
En la primera sección “Geográfico-Histórico”, Fontane habla de la zona en la que vivían los vendos, de dónde procedían y de su historia hasta la captura del último castillo véndico de Brennabor (actual Brandeburgo) en 1157 por el rey germano Alberto el Oso. Afirma que las tierras entre los ríos Elba y Óder eran originalmente germánicas, pero tras la conquista en el siglo V por los pueblos eslavos más occidentales, se volvieron completamente eslavas. Según él, esto se puede demostrar por los numerosos topónimos eslavos de la zona y los hallazgos arqueológicos que prueban que los asentamientos y lugares de culto más importantes de los pueblos eslavos estaban allí. Por último, describe cómo los alemanes reconquistaron la zona a partir del año 924. Cabe destacar que presenta a los alemanes como crueles, falsos y traicioneros y a los vendos como valientes, leales y honestos. Según él, la caída del vendismo fue probablemente producto más de su disensión interna que de la fuerza alemana.
En la segunda sección, “Forma de vida, modales y vestuario”, Fontane hace una descripción de la sociedad véndica que, en su opinión, no era para nada inferior a la alemana. Según él, los asentamientos véndicos estaban bastante desarrollados, se practicaba la agricultura, la caza y la pesca. Todo debía parecerse mucho a la sociedad germánica. Debido a su tolerancia, varios pueblos vivían dentro de los asentamientos comparables con ciudades.
Fontane indica en la tercera sección, “Carácter. Talentos. Culto”, que la característica más importante de los vendos es su valor, su hospitalidad y su bondad. El hecho de que esto no se mencione en la historiografía tiene que ver con que la información sólo proviene de una parte, la alemana:
«Sólo oímos hablar a una de las partes, pero ni siquiera estas descripciones de sus oponentes nos llenan de aversión al carácter de los vendos. Nos encontramos con rasgos más amables que feos, y cuando nos enfrentamos a algunos de estos rasgos feos, generalmente no es difícil reconocer de dónde surgieron. En su mayoría eran represalias, impulsos de la naturaleza humana en general, no de una naturaleza humana específicamente malvada.»[14]
Fontane lamenta que no se conozcan ni se conserven escritos de los vendos. Hace una descripción detallada de la religión, el culto, los templos y los dioses.
En la cuarta sección, “Rethra. Arkona. «¿Qué pasó con los vendos?””, Fontane da detalles de algunos importantes lugares de culto. También se ocupa de la cuestión de lo que ha quedado de los vendos. Cabe destacar que opina que los vendos no desaparecieron en absoluto, sino que fueron absorbidos por la sociedad prusiana alemana mediante relaciones mixtas:
“De ninguna manera fueron aniquilados completamente, no fueron simplemente empujados a áreas donde había otros miembros de la tribu, sino que se quedaron todos, o al menos una gran parte en el país y sin duda formaban parte de esa raza mixta en todas las provincias prusianas a lo largo del río Elba.”[15]
La relación mixta surgió a menudo por necesidad, como las enfermedades y las guerras, en las que ya no era importante de qué raza eras para mantener a tu pueblo. Fontane concluye el capítulo diciendo que la cultura véndica ya no es visible en la superficie, sino que sólo se manifiesta en lo oculto (está enterrado) y en los bordes de la cultura alemana:
“Pero es característico que lo único que todavía nos habla del viejo mundo de los vendos es lo que está enterrado. Todo lo espiritualmente vivo se ha ido. Incluso las supersticiones y las costumbres, los modales y el folclore enraizado en ellos, que de vez en cuando se pensaba que eran restos de lo véndico, a menudo se remontan a algo protogermánico que era nativo aquí, incluso antes de los vendos. El alemán antiguo ciertamente sigue vivo en la mente de la gente, y la gente habla de Wodan y Fricke (Freia) y del cazador de Hackelberg. Pero Radegast y Czernebog están muertos. Lo véndico ha sido borrado, perecido en lo más fuerte, en la vida y el espíritu germánicos, y sólo al final del Óder, hacia las tierras polaco-eslavas, se muestra de vez en cuando, junto con la alegría eslava, un rasgo oscuro que apunta a la terquedad y la reticencia como un recuerdo de los viejos tiempos y sus habitantes”.[16]
En la cuarta parte de los Paseos por la Marca Brandeburgo, «Bosque del Spree», el autor visita a los sorbios, que, como señala, también se llaman vendos, lo que implica que bien pueden ser descendientes de los antes citados vendos. La descripción de un servicio religioso sorbio retrata poéticamente la lucha de los sorbios por mantener su cultura. Por un lado, en la época de Fontane, no fueron más oprimidos y el sermón era en lengua véndica, pero por razones «prácticas», los anuncios administrativos como el nacimiento y la muerte se hacían en alemán. Se sabía que ya en la segunda mitad del siglo XIX el número de hablantes de sorbio había disminuido tanto que era difícil para una parroquia, por ejemplo, encontrar un clérigo que manejase la lengua sorbia.[17] La opresión ya no era necesaria para poner a un pueblo en peligro de extinción.
Acerca de la traducción
La traducción del capítulo «Los vendos en la Marca» del volumen 3 Havelland y del fragmento «Lubbenau» del capítulo «En el Bosque del Spree» del volumen 4 Spreeland se basa en la edición de las obras completas de Fontane de Múnich 1959-1975, volúmenes 11 y 12.
Para las indicaciones geográficas, los nombres de los pueblos y otros nombres propios se ha utilizado el nombre en español si se ha podido encontrar alguna referencia confiable para ello; en otros casos, a veces hemos adaptado la ortografía al español o, tras una cuidadosa consideración, hemos mantenido algún nombre original. En cuanto a toda palabra que refiere al original alemán wenden, hemos sustituido la w por una v y hemos utilizado las siguientes traducciones: vendos para el pueblo y véndico/a para los adjetivos.
Bibliografía primaria
Fontane, Theodor: Sämtliche Werke [Obras completas], tomos 11 y 12, München 1959–1975.
Bibliografía secundaria
-Dieterle, Regina, Theodor Fontane, Biografie [Theodor Fontane, Biografia], Carl Hanser Verlag, München, 2018.
–Grätz, Katharina, Alles kommt auf die Beleuchtung an, Theodor Fontane; Leben und Werk [Todo depende de la iluminación, Theodor Fontane; vida y obra], Reclam, Ditzingen, 2015.
-Kunze, Peter, Fontane und die Sorben [Fontane y los sorbios], Fontane Blätter 62, Potsdam, 1996, pp. 58-75.
-Schulenburg, Willibald von: Wendische Volkstum in Sage, Brauch und Sitte [Folclore véndico en leyenda, uso y costumbres], Domowina Verlag Bautzen, 1993 (edición fotomécanica de 2º edición editada de 1934).
-Ullrich, Eckhard, Theodor Fontane und Iwan Turgenjew: http://www.eckhard-ullrich.de/jahrestage/3392-theodor-fontane-und-iwan-turgenjew
-Warkentin, Julia-María, Theodor Fontane und die Wenden [Theodor Fontane y los vendos], Grin Publishing GmbH, Munich, 2004.
-Witte, Hans, Wendische Zu- und Familiennamen [Nombres y apellidos véndicos], en Jahrbücher des Vereins für Mecklenburgische Geschichte und Altertumskunde, Band 71 (1906), pp. 153-290 http://mvdok.lbmv.de/mjbrenderer?id=mvdok_document_00003396
[1] Poeta y defensor de la democracia. Después de la fracasada revolución en Berlín de 1848 vivió exiliado en Suiza. Fue un importante traductor al alemán de obras de Shakespeare.
[2] Túnel sobre el Spree (1827-1898) fue un importante grupo literario en Berlín que operaba en estricta privacidad.
[3] Diario de Berlín con ideología burguesa liberal. Tiene sus orígenes en el siglo XVIII y fue clausurado en 1934 por el gobierno Nazi.
[4] Importante dramaturgo y novelista alemán dentro la corriente del naturalismo literario. En 1912 le fue otorgado el premio Nobel.
[5] En Francia, se quedó detrás de las líneas francesas y allí fue hecho prisionero. Casi fue fusilado como espía. Otto von Bismarck tuvo que intervenir personalmente para liberarlo. Escribió un libro sobre sus experiencias en el cautiverio.
[6] Grätz, 2015, p. 35. Esta obra suele considerarse erróneamente como un mero estudio preliminar a sus novelas posteriores
[7] Warkentin 2004, cap. 2.
[8] Carta de Fontane del 31 de octubre de 1861 a Wilhelm y Hans Herz citada en Grätz 2015, p. 36.
[9] Entre 1995-2005 el cantante, escritor y político José Antonio Labordeta conducía para la Televisión Española el programa “El país en la mochila” mostrando caminatas en distintas partes de España, que debe estar inspirado por Los Paseos por la Marca Brandeburgo.
[10] Eckhard Ullrich dice que Theodor Fontane escribió a su esposa que llevaba los libros de Turguénev en sus viajes. No se conocen más detalles. Tampoco sabemos si los dos escritores se conocían. Fontane era un buen amigo de Wilhelm Wolfsohn (1820-1865), nacido en Odesa, conocido por sus traducciones al alemán de la literatura rusa.
[11] Citado de Kunze 1996, p. 59.
[12] Fontane intentó aprender las lenguas rusas y véndicas, pero sin éxito por falta de talento (ver Dieterle 2018, p. 320, Kunze 1996, p. 72).
[13] Seminario de la Orden de San Juan, la rama alemana y protestante de la Orden de Malta.
[14] Fontane, 2022.
[15] Ídem.
[16] Ídem.
[17] Kunze, 1996, pp. 61-62.