Impresiones de Barcelona: Liber 2024

Florencia Ferre

Vine a Liber por primera vez para tratar de interesar editoriales en la publicación de literatura eslovena. Lo que sigue es un mosaico de impresiones de viaje que recorre los intentos más o menos atinados, más o menos errados por dar a conocer una literatura de poca difusión. Es además ilustrativo de todo lo que abarca el trabajo de traductoras y traductores que nos ocupamos de lenguas no hegemónicas.

Hay una imagen estereotipada o idílica de las traductoras y los traductores: una persona sentada en una habitación amable y calma, rodeada de libros, con diccionarios y enciclopedias tanto en la lengua de la que traduce como en la lengua meta, solo o sola. En algunos casos, esta puede ser una fotografía bastante fiel a la vida cotidiana en medio del oficio de la traducción. Y sin embargo…

Simona Škrabec está cansada. Ha promovido y traducido la literatura eslovena al catalán y al español desde hace más de veinte años sin pausa y con gran pasión. Cuando tuvo la oportunidad de empezar a dar clases de alemán en la universidad, «tiró la toalla». La escena que me describe detrás del delicioso café que le invité en el Café Caracas, en Plaça Universitat, es muy parecida a la que vivo año tras año desde que mi oficio más o menos consolidado es la traducción literaria de literatura eslovena. Me cuenta que Catalina, el pavo y el jesuita, libro del consagradísimo Drago Jančar al que le apostó mucho y con el que entusiasmó al editor para que finalmente se embarcara en la publicación, vendió tan sólo 15 ejemplares, que no encuentra editor dispuesto a continuar la apuesta por la literatura más compleja de los eslovenos, que el interés está en la llamada Yugonostalgia, que en España no se habla de la Segunda Guerra Mundial, que ha traducido mucho al catalán y que ninguno de los títulos de autores consagrados en Eslovenia ha vendido lo suficiente como para que un editor quiera jugársela por más títulos.

Antes de entrar al predio Europa Fira, donde se monta la feria Liber, escribí a muchas editoriales. Todas publican títulos de autores centroeuropeos, eslavos, del Este. Me contacté con ellas gracias a la grandiosa y generosísima Mercedes Monmany, con quien me contactó Aleš Šteger… Mercedes es crítica literaria y por sobre todo promotora de literaturas no hegemónicas. Impedimenta, Libros del Asteroide, Periférica, Galaxia Gutemberg, Armaenia, La tortuga búlgara, Báltica, Sexto Piso, La salamandra. A todos les escribí y recibí de ellos respuestas diversas y en todos los casos auspiciosas. Pero sé muy bien que si acaso consigo un solo contrato para una sola obra en traducción, puedo darme por contenta. Lejos del cómodo sillón y la biblioteca, este también es el trabajo de muchas y muchos traductores de lenguas no hegemónicas.

Igual que ocurrió en la FIL Guadalajara en 2023 con la editorial Almadía, Impedimenta me dice que están apostando a las generaciones jóvenes que hablan con valentía y de manera directa. Pienso en Ana Schnabl y escribo inmediatamente a la editorial que la publica para saber qué tiene traducido al inglés y así poder darle rápido al editor algo para leer y, si tengo suerte, que se entusiasme. El editor de la nueva editorial La tortuga búlgara me cuenta que qué casualidad, que acaba de conocer en Madrid a Koprivnikar, a Mozetič, a Tratnik y a Maležič. Le mando textos de Suzana Tratnik en traducción de Santiago Martín que le pedí a Suzana, y de Mojca Kumerdej en mi traducción. Le mando también a la editorial Armaenia un fragmendo de Da me je strah? de Maruša Krese y Balerina, Balerina, de Marko Sosič, a Libros del Asteroide, la novela Neverend, de Aleš Šteger; hablé con Monika Zgustová, quizá la entrevistemos con Jorge Lucero para Eslavia. Monika me contactó también con Marc Casals y con Patricia Pizarroso, que acaban de traducir Hijo de papá, de Dino Pešut.

Escribí a la Casa del traductor en Tarazona, quizá venga el año próximo. Me encontré con María Vera, editora junto a Marco Vidal de La tortuga búlgara, después de varios amagues, porque no coincidíamos –que después de almuerzo, que afuera, que adentro, que en la terraza, que por fin nos vemos–. Me cuenta un poco sobre la editorial, están abiertos a todo. Pensé y quedé en mandarles algunas traducciones para leer, sin importar si van a publicarlas o si ya están publicadas, para que se encuentren un poco más con la literatura eslovena.

Pasé por el stand de «Libros Álbum», de varias editoriales de libros para las infancias, como se dice ahora. Me acordé de que tengo una traducción sin publicar de un hermoso libro de Anja Štefan y aunque no venía preparada para eso, voy a mandar Migas a montones del país de los ratones a dos de esas editoriales.

Fui a Gracia, a ver a Fátima Escribano, editora en Libros del Asteroide, en el hermoso piso de la casa editorial. La novela de Goran Vojnović que ellos publicaron, Yugoslavia, mi tierra, vendió bien, me dice, pero en estos casos la editorial no busca seguir explorando la obra del autor sino encontrar el título más importante o representativo de algunos de los mayores exponentes de literaturas nacionales de lenguas no hegemónicas. Hablamos también sobre lo que más interesa a la editorial y cuál puede ser el punto fuerte de traducir a un autor esloveno contemporáneo como Aleš Šteger.

Poco antes de irme de Barcelona me encontré a tomar un café con Anik Lapointe, editora del sello La salamandra, parte del grupo Penguin Random House. Conoce a Aleš desde poco después de la independencia eslovena, y me cuenta que por el noventa y pocos iba a Ljubljana y le gustaba ver ese clima tan distinto de un país que tenía aún la fisonomía del socialismo, los trenes, las marcas, las calles respiraban otro aire. Publicaron a Zamiatin porque es un clásico, me dice, y eligieron respetar en la traducción el orden sintáctico de su prosa. Intentaron publicar a Pahor, pero Anagrama les ganó la pulseada. Aleš tiene una prosa poco convencional, no iría en su catálogo. ¿Tal vez le interese Jančar? Se lo propongo, le mando la versión en francés de la novela In ljubezen tudi y un fragmento del comienzo de la novela traducido por mí y veremos si acaso puede ser.

Llego a Eslovenia, donde me propongo terminar de traducir una joya: El mapa estelar, de Dušan Šarotar. Claro que también aquí, en este pago prestado, en esta casa por elección, veré a muchos amigos y amigas. Pero por ahora, me siento en un cómodo sillón, rodeada de libros, abro la partitura original y me pongo a reescribir.

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