Theodor Fontane
Traducción: Gerard Hofman y Marcelo Otero
Los vendos en la Marca[1]
1. Geográfico-histórico
Dioses luminosos,
¡Escuchen!,
¡Escuchen nuestras súplicas por la victoria!
Luchamos por la vida y la libertad,
Por mujeres y niños.
Radegastt [2], el protector,
Svantevit, el guerrero,
Triglav, el supremo,
¡Oh dennos la victoria!
Karl Seidel[3]
La antigua fortaleza véndica Brennabor se encontraba en la orilla norte del Mittelhavel, dominando toda la comarca del río Havel y el Zauche al sur. Su conquista por Alberto el Oso (1157) determinó la posesión de ésta y de las partes vecinas del territorio, que a partir de entonces se encaminaron rápidamente hacia su cristianización y, en lo que respecta a las áreas del Havel en particular, también hacia su germanización. Esta germanización, en la medida en que se produjo a través de los monasterios, nos ocupará en los próximos capítulos. Nuestra tarea presente, sin embargo, se dirige exclusivamente a la época pagana anterior a 1157 y trata de dar una historia de los vendos de la Marca, en el contexto de esta prehistoria de la Marca. Esta expresión no es del todo correcta. Debería decir: vendos, los cuales vivían en esa parte del territorio antes de que hubiera una “Marca», la cual posteriormente se denominó Marca de Brandeburgo.
Primero unas palabras sobre los vendos en general. Estos constituyeron la tribu más occidental de la gran familia de pueblos eslavos. Detrás de ellos, al este y sureste, se asentaban los polacos, los eslavos del sur, los rusos mayores y los menores.
Alrededor del año 500 d.C., los vendos avanzaron hacia las tierras medio despobladas entre el Óder y el Elba. Aquí encontraron las huellas aún remanentes de los antiguos semnones, esa gran tribu germánica que antiguamente había poseído la tierra entre el Elba y el Óder, los cuales, cediendo a la presión del este o bien impulsados por la sed de aventura, habían abandonado durante el siglo quinto. Solamente una parte de los ancianos, las mujeres y los niños permanecieron en ella, pasando a depender del avance de los vendos. Estos ahora se habían convertido en la tribu gobernante y le dieron su carácter al territorio y sus nombres véndicos a las cosas y a los lugares. Cuando después de trescientos, cuatrocientos y quinientos años los alemanes entraron en contacto por primera vez con esta tierra entre el Elba y el Óder, encontraron, más allá de algunos pocos rastros de la antigua vida alemana, una tierra completamente eslava, es decir, una tierra véndica.
El territorio se había vuelto véndico, al igual que los territorios más orientales entre el Óder y el Vístula. Pero el territorio véndico occidental era el principal. Aquí, entre el Óder y el Elba, se encontraban los templos más famosos, y aquí vivían las tribus más valientes y poderosas.
Si por el momento dejamos de lado las comunidades más pequeñas, había tres de estas tribus: los abodritas en la actual Mecklemburgo, los luticios en la Marca y Pomerania Occidental, y los sorbios o sorabos en Meissen y Lusacia.
De estas tres tribus principales de los vendos del oeste, y quizás de los vendos en general, las más extendida y poderosa fue la de los luticios, a la que pertenecían los vendos de la Marca como una fracción significativa. Con ellos se levantaron y cayeron las murallas del eslavismo, y la parte mejor, más confiable e importante de toda la historia de los vendos es la historia de esta tribu, la historia de los luticios. Šafárik[4] dice de ellos: «Entre los polabos, es decir, los eslavos que vivían en el Elba, los luticios o leuticios eran los más famosos debido a su multitud y litigiosidad, así como a su persistencia en las antiguas costumbres y tradiciones. Su nombre se menciona con más frecuencia que cualquier otro nombre popular en los anales alemanes desde Carlomagno hasta su completa sumisión (1157); incluso reina en antiguas sagas alemanas y cuentos de hadas. En los cuentos populares rusos todavía hoy se los menciona con horror por parte del pueblo»[5]. Esto en cuanto a Šafárik. Antes de pasar a una breve historia de los luticios, primero intentaré describir la geografía política de la tierra de los luticios.
Los luticios, como ya se indicó, no sólo tenían sus asentamientos en la Marca, sino que algunas de sus tribus más destacadas habitaban en Nueva Pomerania Occidental, y otras en lo que ahora es Mecklenburgo-Strelitz. Vivían en estas tres partes del territorio: la Marca, Strelitz y Pomerania Occidental, en una serie de distritos que no se pueden determinar con precisión, de los cuales los siguientes eran los más importantes, o al menos los más conocidos.
En la Marca: los brizaner en Prignitz; los morizaner en el área de Leitzkau, Grabow y Nedlitz; los stodoraner y heveller en Havelland y Zauche; los spriavaner en Teltow y Nieder-Barnim, es decir, a ambos lados del Spree; los riezaner cerca de Wriezen, al borde del Oderbruch y los ukraner en las cercanías de Pasewalk .
En Pomerania y Mecklenburgo-Strelitz: los kissiner cerca de Güstrow; los circipaner alrededor de Wolgast; los dolenzer alrededor de Demmin y Stolp; los ratarer o redarier entre Oberhavel, Peene y Tollense; los woliner en Wollin y Usedom y los rujanen o ranen en Rügen. Las regiones intercaladas más pequeñas fueron: Sitna o Ziethen; la región de Murizzi-Gau sobre el lago Müritz y la región de Dossaner-Gau sobre el Dosse cerca de Wittstock.
De todos estos pueblos, tribus y pequeñas tribus, que podrían denominarse clanes, los más importantes eran los ranen y los redarier, ambos como guardianes de los dos templos más sagrados, Rethra[6] y Arkona. Los ranen también se distinguieron como navegantes y victoriosos sobre los daneses.
Por un lado, los vendos de la Marca no podían competir con los vendos de Pomerania y Mecklemburgo, pero por otro lado les correspondió a ellos estar constantemente a lo largo de siglos a la vanguardia en las luchas con los invasores alemanes, y su relevancia radica en el coraje que las tribus del Spree y del Havel desarrollaron en estas luchas. Si bien los ranen, y especialmente los redarier, como una tribu de Levi, imperaron eclesiásticamente, fueron en cambio los vendos de la Marca quienes prevalecieron políticamente. Brandeburgo, la cual consideramos probablemente con razón como el punto más importante de este territorio véndico en la Marca, fue conquistada nueve veces y perdida nuevamente, siete veces por ataque, dos veces por traición. Las luchas eran casi siempre por sus posesiones.
Los primeros contactos con el mundo véndico, con las tribus entre el Elba y el Óder, tuvieron lugar bajo el imperio de Carlomagno, pero no condujeron a nada significativo. La subyugación de los vendos se intentó y se llevó a cabo recién bajo el reinado del primer rey de origen sajón, Enrique I el Pajarero.
Estas batallas comenzaron en 924 con la incursión de Enrique I en tierras de los stodoraner y la captura de Brennabor. Esta toma fue seguida por levantamientos de los redarier, stodoraner y ukraner, los cuales fueron seguidos por nuevas victorias alemanas.
Fue una cadena interminable en la que cada eslabón era tanto causa como efecto. La crueldad alemana creó levantamientos véndicos, y los levantamientos véndicos fueron seguidos por nuevas derrotas que, acompañadas de crueldades siempre renovadas por parte del vencedor, repetían la vieja interacción. Así fue bajo la dominación del rey Enrique I, y así fue bajo la de Otto el Grande. Dos veces los vendos fueron derrotados en sangrientas batallas, en 920 en Lunkini (Lenzen)[7] y en 935 en el río Dosa (en el Dosse), pero su fuerza no se rompió, y llegó el día destinado a expiar todas las derrotas. Esta fue la batalla del río Tánger en 983. Dado que a partir de este momento el vendismo, que se creía medio muerto, tomó un nuevo impulso y floreció una vez más con todo su poder y espanto, amerita detenerse por un momento en los acontecimientos que condujeron a esta Batalla de Tánger.
Mistevoi era príncipe abodrita y ya se había convertido al cristianismo. Apoyaba al duque Bernardo, que por entonces era margrave de la Marca del Norte, y se sentía lo suficientemente cerca de él en poder, nacimiento y reputación como para pedir la mano de su sobrina. El margrave se la prometió. Mistevoi, sin embargo, para unirse a las filas de los príncipes cristianos, fue primero a Italia con 1,000 nobles vendos y luchó del lado del emperador Otto en la gran batalla de Basantello. Cuando regresó, se presentó ante el margrave Bernardo y repitió su pedido. Pero éste ahora estaba en duda, y otro príncipe alemán que estaba presente le susurró al margrave: «En absoluto, un perro vendo no es digno de un pariente consanguíneo de un duque alemán». Mistevoi había escuchado lo que la persona que estaba a su lado había dicho en voz baja y abandonó el salón. Bernardo, que podría haber adivinado lo que estaba por venir, envió mensajeros tras el príncipe véndico herido de muerte, pero éste solamente respondió: «Se acerca el día en que los perros morderán». Entonces fue a Rethra, donde se encontraba el templo principal de todas las tribus de los vendos y, naturalmente los abodritas lo apoyaron. Reunió a todos los príncipes luticios y les contó la vergüenza que había pasado. Luego renunció a su cristianismo y profesó nuevamente su lealtad a los antiguos dioses frente a la imagen de Radegast. Inmediatamente después hizo saber al conde de Sajonia: «Ahora tenga cuidado, el perro Mistevoi viene a ladrar y ladrará para que toda Sajonia se asuste». Pero el margrave respondió: «No le tengo miedo a un oso que gruñe y mucho menos a un perro que ladra». La batalla se produjo en el río Tánger y los sajones fueron derrotados. El perro Mistevoi lo había logrado. La sumisión que había comenzado en el año 924 terminó en el año 983.
La Catedral de Brandeburgo fue destruida y la imagen de Triglav se elevó en el monte de Harlungen. Desde allí miró hacia las tierras de los vendos por otros 150 años. Los luticios eran libres.
Durante tres generaciones, después de esta gran victoria, el poder de los vendos permaneció inquebrantable. Hubo luchas, éstas sacudieron el poder resucitado de los vendos, pero no lo rompieron. Sólo con la llegada del siglo XII las cosas empezaron a cambiar. Las tribus véndicas, desgastadas por los celos, en parte también enfrentadas por el incesante y continuo poder del cristianismo, eran finalmente como una estructura socavada que estaba destinada a derrumbarse ante la primera tempestad grave. Los paisajes del Spree y del Havel fueron, al parecer, los últimos refugios del viejo vendismo. Brennabor, después de que se perdiera más y más terreno a su alrededor, se había convertido cada vez más en el punto cuya posesión planteaba la pregunta de quién debía ser gobernante en esta tierra, sajón o vendo, cristianismo o paganismo. Como ya se mencionó, el año 1157 decidió sobre esta cuestión. Alberto el Oso irrumpió en Brennabor, los últimos levantamientos de los brizaner y stodoraner fueron sofocados, y con la subyugación de las tierras del Spree y del Havel, el territorio véndico entre el Elba y el Óder recibió el golpe mortal final. (Rethra ya había caído, o al menos había sido despojada de su poder supremo. Solamente el templo de Svantevit en Arkona permaneció durante veinte años más, hasta que el rey danés Valdemar el Vencedor también lo destruyó.)
Así se resume la historia de la tierra de los vendos entre el Elba y el Óder. Pasamos ahora a una investigación más histórico-cultural y reunimos lo que sabemos sobre el carácter, las costumbres, la ley y la cultura de los antiguos vendos.
2. Forma de vida, modales y vestuario
Hilan,
Poseen lino,
Regulan
El río y la presa
Y con barcos y velas
Se sienten a gusto en alta mar.
A menudo se ha planteado la cuestión de si los vendos estaban realmente en un nivel mucho más bajo que los alemanes que avanzaban, y esta pregunta no siempre se ha respondido con un «sí» definitivo. Es muy probable que la superioridad de los alemanes, que finalmente se deberá admitir, fuera menos grande de lo que a menudo se ha aseverado por parte alemana.
Para empezar, los vendos no vivían en cuevas de tierra empalizadas, como las representa un grabado que yace delante mío, para protegerse al mismo tiempo de las inclemencias del tiempo y de los lobos; más bien tenían edificaciones de diversos tipos, que se correspondían bastante bien con casas reales. El hecho de que ninguno de sus edificios, públicos o privados, haya llegado definitivamente hasta nosotros podría indicar que estos edificios eran de una calidad inferior; pero no debemos olvidar que los victoriosos alemanes destruyeron, por supuesto, todos los edificios excepcionales, los cuales eran templos o fortalezas, ya sea en venganza o por su propia seguridad, mientras que las casas y cabañas sencillas, naturalmente, no pudieron sobrevivir a lo largo de los siglos, como las casas y cabañas alemanas de esa época.
Los vendos, eso es seguro, tenían casas relativamente bien equipadas, y la única pregunta que queda es cómo eran estas casas. Probablemente de tipos muy diferentes. Al igual que todavía encontramos casas de barro, de entramado de madera, de piedra de campo y de ladrillo, por no hablar de los tejados de paja, de cañas, de tejuelas y de tejas, a menudo mezcladas, incluso más frecuentemente divididas en distritos, así era también en los antiguos tiempos de los vendos, sólo que más variadas y dependientes del material que estaba a mano en ese momento. En las aldeas de pescadores a lo largo de los ríos Spree y Havel, en las zonas pantanosas que no conocían otro material que los robles y las encinas, las aldeas estaban constituidas presumiblemente por casas de troncos, como se encuentran hasta hoy en las regiones del bosque del Spree. En la meseta de Barnim, cubierta de piedra de campo, las viviendas se construían muy probablemente con esta piedra, como sigue ocurriendo en muchos pueblos de la zona. Sin embargo, en las zonas fértiles, donde se encontraba arcilla, se erigía la casa de arcilla y ladrillo, ya que los vendos eran muy versados en el uso de la arcilla y muy probablemente también en la cocción de ladrillos. El hecho de que también tuvieran el martillo de albañilería entre sus herramientas al menos así lo indica. Algunas de estas cosas no pueden probarse directamente, pero deben haberlo sido de acuerdo con una ley de la naturaleza que sigue vigente hasta el día de hoy. Los pueblos pobres o incultos construyen sus viviendas con lo que tienen a su alcance: en el Vesubio con lava, en Irlanda con turba, en el Nilo con barro del Nilo y en las pirámides con los escombros de la gloria pasada. Así fue y será siempre. Y así fue también con los vendos.
Pero los vendos no sólo tenían casas, sino que también vivían en ciudades y pueblos, cientos de los cuales se extendían por todo el territorio. Los nombres véndicos de nuestros pueblos son prueba fehaciente de ello. Algunas zonas solamente tienen nombres en lengua véndica. Por dar un ejemplo en lugar de muchos, los pueblos de los alrededores de Ruppin se llaman: Karwe, Gnewikow, Garz, Wustrau, Bechlin, Stöffin, Kränzlin, Metzeltin, Dabergotz, Ganzer, Lenzke, Manker, etcétera, todos nombres en lengua véndica. Del mismo modo en toda la Marca, en Lusacia y Pomerania. Incluso muchos nombres que suenan a alemán, como Wustrau, Wusterhausen, no son más que una germanización de la lengua véndica.
Cómo eran las aldeas, si eran grandes o pequeñas, si estaban muy pobladas o escasamente pobladas, sólo puede deducirse indirectamente, ya que no hay ninguna información definitiva al respecto, y sólo puede determinarse hipotéticamente. El gran número de urnas funerarias encontradas, así como los informes de Thietmar[8] de que 100,000 vendos cayeron en Lunkini, parecen indicar que el territorio estaba densamente poblado.
Al igual que no sabemos con certeza la naturaleza y el tamaño de los pueblos véndicos, tampoco sabemos nada de sus ciudades. Algunas de ellas se consideraron lo suficientemente importantes como para llenar el mundo con descripciones de su esplendor y su caída, y por mucho que nos inclinemos a atribuir la mejor parte de esta gloria mundana a la representación poética, lo que se describe no puede haber sido totalmente ficticio, sino que debe estar basado en algo real. Las ciudades comerciales del Mar Báltico tenían una reputación especial. Entre éstas, Jumne, probablemente situada en la desembocadura del Swine, fue una de las más célebres. Adán de Bremen[9] da cuenta de ello: “es una ciudad muy respetable y el lugar más grande que la Europa pagana tiene para mostrar. En ella -continúa- viven eslavos y otras naciones, griegos y bárbaros. Y a los sajones que llegan allí se les permite convivir con los mismos derechos que el resto, por supuesto siempre y cuando no proclamen públicamente su cristianismo. Por cierto, en lo que se refiere a modales y hospitalidad, no se encontrarán personas que demuestren ser más honorables y dispuestas a servir. Esa ciudad también posee todo tipo de comodidades y rarezas. Está la olla volcánica que los nativos llaman «fuego griego». Neptuno aparece allí también de tres maneras, porque esa isla está bañada por tres mares, uno de los cuales se dice que es completamente verde en apariencia, el segundo blanquecino y el tercero está constantemente en movimiento furioso y rugiente debido a incesantes tormentas”.
Estas descripciones de escritores contemporáneos, así como la descripción de Vineta o Julin[10] (ambas son la misma), se refieren a las ciudades comerciales y costeras de los vendos. Es probable, sin embargo, que las ciudades del interior fueran poco diferentes que éstas, aunque quizás algo más pequeñas. Eran ciertamente menos importantes en términos comerciales, pero estaban más cerca de la vida alemana y de su influencia.
Si ahora pasamos a la cuestión de cómo vivían los vendos en sus pueblos y ciudades, cómo se vestían y de qué se ocupaban, lo poco que hemos podido decir hasta ahora también arrojará algo de luz sobre estas cosas. ¿De qué se ocupaban? Además del manejo de las armas, que era el negocio de todo hombre libre, había una vida multifacética. Las decoraciones de los templos -decoraciones como las que todavía se encuentran en las antiguas iglesias rusas y como se describen a menudo en los antiguos escritos de la época de los vendos- no dejan lugar a dudas de que los vendos conocían y practicaban algún tipo de arte, o al menos de artesanía. Esculpían sus ídolos en madera o los hacían de mineral y oro, pintaban sus templos y coloreaban las tallas que los adornaban como ornamentos grotescos. Sabían construir barcos, como lo demuestran ampliamente las audaces expediciones piráticas de los ranen, y sus utensilios domésticos y de guerra eran de muchos tipos. Conocían el gancho para labrar y la hoz para cortar el grano. Los cronistas informan que los productos de lana más finos procedían de Sajonia, pero de esta declaración concreta se desprende que los menos finos se fabricaban en el propio territorio. La tela de lino con la que se vestía la nación y que era utilizada en grandes cantidades para las velas y las tiendas también era manufactura local. No cabe duda de que el telar era bien conocido en la tierra de los vendos, como lo era en todo el norte hasta Islandia, y que las manos que extraían el lino y el cáñamo de la tierra también sabían cómo procesarlos. La caza y la pesca siguieron siendo por supuesto las principales ocupaciones, junto con la apicultura. La tierra apuntaba a esto. Incluso ahora, en las tierras bajas eslavas de Europa del Este, en los tramos entre el Volga y los Urales, donde se alternan vastos brezales con bosques de tilos, nos encontramos con los mismos fenómenos y la misma ocupación. Los rendimientos de la miel eran ricos e importantes porque con ellos se elaboraba el hidromiel. La cerveza se elaboraba a partir de la cebada. El pescado se comía fresco o salado, ya que se aprovechaban los manantiales de salmuera y de ellos se extraía la sal. Hay muchos indicios de que ellos mismos eran mineros y sabían cómo fundir el hierro del mineral.
Unas palabras sobre el traje nacional de los vendos. Sólo hay indicios al respecto. Probablemente sea erróneo decir que era igual o incluso similar a lo que los vendos siguen llevando hoy en día. El traje de los vendos se desarrolló en las zonas que siguieron siendo véndicas, pero bajo la influencia, si no de la moda alemana, al menos de los tejidos y materiales alemanes, y no es necesario asegurar que los antiguos vendos originales no conocían ni las faldas plisadas ni las medias con fuelles, ni el corsé de Manchester ni los cuellos con volados. Todo esto es algo que se ha desarrollado en tiempos culturales posteriores, en los que los vendos tuvieron que participar de buen grado o a la fuerza. Giesebrecht[11] describe su vestimenta de la siguiente manera: «El traje nacional incluía un pequeño sombrero, una prenda exterior, ropa interior y zapatos o botas; ir descalzo se consideraba un signo de extrema pobreza. La ropa interior se podía lavar, por lo que el material del que estaba hecha era probablemente tela de lino. La prenda exterior era de lana»[12]. No se dice nada sobre el corte y la vestimenta ni sobre los colores preferidos, pero podemos suponer que en ellos se expresaba una preferencia por el colorido. El pequeño sombrero y la ropa interior de lino: la falda, el chaleco y los pantalones todavía se encuentran entre los vendos del bosque del Spree. Sólo los trajes de las mujeres son completamente diferentes.
3. Carácter. Talentos. Culto
Con coraje desafiante,
Hospitalarios y buenos,
Por sus dioses y costumbres
Han sufrido como mártires.
Después de haber hecho hincapié en el aspecto exterior y de haber intentado responder a las preguntas ¿cómo eran los antiguos vendos?, ¿cómo vivían?, ¿de qué se ocupaban y cómo se vestían?, a continuación nos centraremos más en su vida espiritual, en la pregunta ¿cuál era su carácter, su talento espiritual, su sentido de la justicia, su religiosidad?
Desgraciadamente, los vendos no nos han dejado ni un solo documento que nos sirva para corregir, si fuese necesario, las descripciones que de ellos han elaborado sus acérrimos enemigos, los alemanes. Sólo oímos hablar a una de las partes, pero ni siquiera estas descripciones de sus oponentes nos llenan de aversión al carácter de los vendos. Nos encontramos con más rasgos amables que feos, y cuando nos encontramos con algunos de estos rasgos feos, generalmente no es difícil reconocer de dónde surgieron. En su mayoría eran represalias, impulsos de la naturaleza humana en general, no de una naturaleza humana específicamente malvada.
Todos los cronistas alemanes de la época, Widukind, Thietmar y Adán de Bremen atribuyen a los vendos dos virtudes: eran valientes y hospitalarios. Su valentía habla por sí misma a lo largo de la historia de esa época, y el hecho de que, a pesar de las rencillas y la constante fragmentación de sus fuerzas, fueran capaces de continuar la lucha contra los avasalladores alemanes durante dos siglos muestra su valor de la forma más brillante. Eran excelentes guerreros cuya valentía innata se complementaba con otras dotes bélicas propias de los eslavos: rapidez, astucia, tenacidad. Todos los cronistas alemanes coinciden en ello. Como ya se mencionó, también son unánimes en su aprecio por la hospitalidad de los vendos. “Por regla general, el extranjero no tenía que pedir su admisión; se le ofrecía competitivamente. Cada casa tenía sus habitaciones para invitados y la mesa siempre estaba abierta. Lo que se había ganado a través de la agricultura, la pesca, la caza y, en las ciudades más grandes, a través del comercio y los negocios, se prodigaba generosamente. Cuanto más generoso era el vendo, más distinguido se le consideraba, y más distinguido se consideraba él mismo. Si unos u otros se enteraban de que alguien había negado su hospitalidad, lo que por cierto era extremadamente raro, éste caía en el desprecio general y su casa y patio podían ser incendiados»[13].
Fueron valientes y hospitalarios, pero fueron falsos e infieles, así continúan diciendo los antiguos cronistas. Los antiguos cronistas, sin embargo, son lo suficientemente honestos como para agregar: «infieles a sus enemigos». Este agregado plantea de inmediato la pregunta: ¿cómo eran estos enemigos? Aparte de toda enemistad honesta y de la lucha abierta, ¿eran estos enemigos, por su parte, de una lealtad, de un cumplimiento de la palabra, de una fiabilidad que podría haber sido un estímulo para que los vendos devolvieran la lealtad con lealtad?
Los relatos de los cronistas nos facilitan la respuesta a la pregunta, con loable imparcialidad nos cuentan las incesantes perfidias de los alemanes. Esto se explica por el hecho de que, llenos de espíritu partidista y ciegos al servicio de una gran idea, consideraban justificadas de antemano sus propias perfidias. La traición véndica, por otro lado, era simplemente traición y estaba allí, privada de cualquier gloria, en la fealdad desnuda y cotidiana. El vendo era un «perro», deshonroso, sin derechos, y si se rebelaba de improviso y mordía a su oponente, le era infiel. Un perro no debe morder, pase lo que pase con él. Hemos escuchado la historia de Mistevoi, la cual muestra el vertiginoso alto nivel de la ingratitud alemana y de la arrogancia alemana. El germanismo aparece bajo una luz aún peor en la historia del margrave Gerón[14]. Como se cuenta a menudo en las baladas, invitó a treinta príncipes vendos a un banquete, probablemente los jefes de casi todas las tribus entre el Elba y el Óder, emborrachó a los presentes y luego los hizo asesinar. Eso fue en el año 939. No siendo suficiente con eso, en el mismo año llevó a cabo un segundo golpe de estado astuto y violento. A Tugumir, un príncipe fugitivo de los Heveller, al que había conseguido ganarse a su lado a base de promesas, le permitió volver a Brennabor, donde tuvo que fingir odio contra los alemanes y recuperar así la antigua gracia de su tribu. Pero apenas se hizo con esta gracia, Tugumir mató a su sobrino, que con verdadera lealtad y sinceridad estaba unido a la causa de los vendos, y entonces abrió las puertas a Gerón, del cual había sido un mero instrumento. Éstas fueron las hazañas con las que avanzaron los alemanes, ciertamente a menudo con la ayuda y asistencia de los propios vendos. Ni los alemanes ni sus cronistas, algunos de los cuales eran altos hombres de la iglesia, permitieron que se cuestionara este procedimiento, pero se quejaron de vez en cuando de la «falsedad de los idólatras vendos».
Los vendos eran valientes y hospitalarios y, estamos convencidos de que ni un pelo más falsos e infieles que sus conquistadores, los alemanes; pero en una cosa fueron desiguales a ellos: en ese poder formativo, manteniendo un ojo inquebrantable en los grandes objetivos de generación en generación, que ha sido siempre el rasgo básico de la raza germánica y sigue siendo la garantía de su vida. Los vendos de esa época eran como los polacos de hoy, dotados de cualidades amables y deslumbrantes, al menos iguales a sus adversarios en caballería, tal vez superiores a ellos en pasión y abnegación. Perecieron sin embargo por carecer de ese poder formativo. Siempre inclinados a irradiar sus energías hacia el exterior en lugar de unirlas en el centro, carecían de lo concéntrico, siendo excéntricos en todos los sentidos. Además, valoraban más el respeto de la libertad individual por encima de la consolidación del Estado, ¿quién no reconoció los rasgos nacionales polacos en todo esto?
Finalmente hablamos del culto de los vendos. Dado que el costado religioso de los paganos a ser convertidos tuvo que ser naturalmente de sumo interés para nuestros misioneros cristianos, es comprensible que estemos mejor informados sobre este aspecto de nuestros habitantes luticios. Los detalles de las noticias que nos han llegado se relacionan principalmente con las dos ubicaciones de los templos principales de la tierra de los vendos, que no estaban dentro de la Marca, sino uno (Rethra) justo en nuestra frontera y el otro (Arkona) en Rügen, pero casi con certeza podemos suponer que todas estas descripciones también se aplican a los sitios de los templos de nuestros vendos de la Marca, aunque éstos, incluido Brennabor, solamente tenían una importancia secundaria.
La religión véndica conocía tres tipos de culto:
Culto a la naturaleza (piedra, manantial, árbol, arboleda).
Adoración de armas (bandera, escudo, lanza).
Adoración de imágenes (idolatría concreta).
La naturaleza fue la base sobre la que creció el culto véndico; el posterior culto a las imágenes fue sólo un culto a la naturaleza en una forma diferente. En lugar de la piedra, el manantial, el sol, etcétera, que originalmente habían sido objeto de adoración, ahora se adoraban figuras que representaban pictóricamente la piedra, el manantial, el sol, etcétera.
Los vendos tenían en su religión una dualidad de dioses blancos y negros, un mundo de luz en la tierra y un reino subterráneo de oscuridad. La unidad estaba en el más allá, en el cielo.
En sí mismo, el vendo distinguía entre el cuerpo y el alma, pero el alma humana parecía estar emparentada con el alma animal. Al menos no creía en la inmortalidad personal. El alma yacía en la sangre, pero estaba separada de ella. Si la sangre del moribundo llegaba hasta el suelo, el alma salía volando por la boca y, para horror de todas las aves excepto el búho, revoloteaba de árbol en árbol hasta que el cuerpo era quemado o enterrado.
Los antiguos cronistas nos han transmitido los nombres de catorce dioses véndicos. Entre ellos, los cinco siguientes eran probablemente los más famosos: Siva (la vida); Gerovit (el vencedor de la primavera); Svantevit (el vencedor sagrado o brillante); Radegast (la razón y el poder espiritual) y Triglav (el de tres cabezas, sin significado definido).
No tenemos ninguna descripción de Siva. Gerovit, el vencedor de la primavera, estaba adornado con atributos marciales, con lanzas y banderas, y también con un gran escudo ornamentado cubierto con una placa de oro. Radegast estaba ricamente dorado y tenía una cama adornada con púrpura. Todavía en el siglo XV, una corona de hierro fundido colgaba de una ventana de la iglesia de Gadebusch, que se decía que provenía de una imagen de este dios. Svantevit tenía cuatro cabezas, dos mirando hacia adelante y dos hacia atrás, que de nuevo miraban alternativamente a derecha e izquierda. La barba y el pelo estaban afeitados según la costumbre local. En la mano derecha el ídolo sostenía un cuerno adornado con varios tipos de metal, y era llenado de bebida una vez al año; el brazo izquierdo estaba arqueado a un lado; la ropa era una falda que llegaba hasta las espinillas. Éstos estaban hechos de una madera diferente al resto de la figura y estaban conectados a las rodillas de manera tan artística que las articulaciones sólo podían discernirse a través de una inspección más cercana. Los pies estaban sobre la tierra y tenían su pedestal bajo el suelo. Todo era gigantesco, mucho más allá del tamaño humano. Finalmente, Triglav tenía tres cabezas recubiertas de plata. Una banda de oro velaba sus ojos y labios.
Estos dioses tenían sus templos por todo el territorio; no sólo en ciudades y pueblos, sino también en fortalezas deshabitadas, las llamadas burgwällen[15], en colinas y acantilados, en lagos y bosques. Probablemente cada gau[16], de los cuales había unos cuarenta y cinco en las tierras entre el Elba y el Óder, tenía un templo principal, al igual que en tiempos cristianos posteriores había en todo gran distrito una iglesia episcopal, una catedral y un monasterio. Este templo principal podía estar en una ciudad, pero también podía estar en una fortaleza burgwall que entonces sólo rodeaba el templo y correspondía, más o menos, a una montaña con un famoso santuario. Dichos templos urbanos se mencionan específicamente en Julin, Wolgast, Gützkow, Stettin, Malchow, Plön, Jüterbog y Brandeburgo. Sin embargo, había sin duda en otros lugares, además de los mencionados anteriormente.
4. Rethra. Arkona. «¿Qué pasó con los vendos?»
Aquí el vendo sirve a sus ídolos,
Aquí él edifica las puertas fuertes de sus ciudades,
Y sobre él brilla el techo del templo;
Julin, Vineta, Rethra, Brennabor.
Karl Seidel
Los sitios de los dos templos principales en todo el territorio véndico fueron, como se enfatizó repetidamente, Rethra y Arkona. Stettin y Brennabor, quizás los más cercanos a ellos, eran en su mayoría de importancia local.
Rethra y Arkona también representaban los oráculos a los cuales se pedía consejo sobre las grandes cuestiones de la tierra, y su autoridad era tan grande que la posesión de estos templos confería mayor autoridad a toda la tribu a la que pertenecían; los redarier y los ranen ocupaban una posición privilegiada. Más tarde, se desarrolló una rivalidad entre los dos, como entre Delphi y Dodona.
Rethra fue el más antiguo de estos dos sitios oraculares, y comenzamos reproduciendo lo que Thietmar, obispo de Merseburgo, dice sobre ellos. Thietmar informa:
“Así como tantos círculos hay en la tierra de los luticios, tantos templos hay y tantos ídolos individuales son adorados; pero la ciudad de Rethra mantiene una excelente preeminencia sobre todas las demás. Los príncipes véndicos acuden a Rethra antes de lanzarse a la batalla, y aquí investigan cuidadosamente mediante lotes de tierra y un corcel qué sacrificio debe ofrecerse a los dioses.”
Thietmar ahora continúa describiendo la ciudad y el templo de Rethra: “Rethra se encuentra en el gau de los redarier, un lugar con forma triangular, que está rodeado por todos lados por una gran arboleda que los nativos cuidan y consideran sagrada. El lugar tiene tres puertas. Dos de estas puertas están abiertas para todos; pero la tercera puerta, la más pequeña, apunta al mar y presenta un espectáculo terrible. En esta puerta no hay nada más que un santuario artificial construido de madera, cuyo techo descansa sobre los cuernos de varios animales, que lo sostienen como piedras de apoyo. Los exteriores de este santuario están decorados con diversas imágenes de dioses y diosas, las cuales, hasta donde se puede ver, están talladas en madera con admirable destreza; pero dentro hay ídolos hechos por manos humanas, con sus nombres en sus pedestales, terribles de contemplar. El principal de éstos se llama Radegast o Zuarosioi y es honrado y adorado por todos los paganos. Aquí también están sus estandartes, que sólo se sacan de aquí cuando hay una pelea y luego los llevan los soldados de a pie. Y para custodiar todo esto cuidadosamente, los nativos emplean sacerdotes especiales, quienes, cuando la gente se reúne para ofrecer sacrificios a las imágenes y expiar su ira, se quedan sentados solos mientras los demás están de pie. Entonces, murmurando en secreto entre sí, cavan hondo con ira para buscar la certeza de las cosas dudosas por medio de la suerte. Hecho esto, cubren los lotes de tierra con hierba verde y llevan un corcel, que veneran como sagrado, con humilde súplica, sobre las puntas de dos lanzas cruzadas clavadas en la tierra. Éste es, por así decirlo, el segundo acto al que se procede para explorar el futuro, y si ambos medios, primero la suerte y luego el caballo sagrado, apuntan al mismo presagio, entonces se actúa en consecuencia. Si no, todo el asunto será abandonado por los nativos afligidos”.
Cuando el obispo Thietmar redactó esta representación de Rethra, todos los vendos todavía la tenían en la más alta estima, pero tan sólo unos años más tarde su fama como el primer templo y oráculo del imperio véndico se desvaneció. Arkona en Rügen tomó su lugar. Todavía en 1066, los vendos, después de una vendetta victoriosa, arrastraron al obispo Juan de Mecklemburgo[17] a Rethra y sacrificaron la cabeza del obispo en honor a Radegast; pero este evento también condujo a la derrota de Rethra, de la que nunca se recuperó por completo. En el invierno de 1067 a 1068, el obispo Burkhard von Halberstadt[18] se presentó ante Rethra, derrocó al ídolo y cabalgó a casa en el corcel blanco de Radegast. Este desprecio bien calculado no estuvo exento de influencia en las tribus véndicas, se agregaron los celos contra los redarier, por lo que las tribus véndicas se alejaron de Radegast en Rethra, que había demostrado ser débil, y se dirigieron hacia el templo de Svantevit en Arkona. Durante cien años, desde ese día de la derrota, Arkona brilló como había brillado antes Rethra. También tenemos una descripción de Arkona y su templo de Svantevit. Parece que cuatro poderosos pilares de madera que descansaban sobre cuernos de animales sostenían un techo, cuyo interior estaba pintado de rojo oscuro. El espacio entre los cuatro pilares estaba lleno de paredes de madera, que tenían todo tipo de tallas pintadas con colores brillantes. Pero todo esto era sólo el caparazón exterior, y cuatro poderosos pilares interiores, cerrados por cortinas, dividían de nuevo el espacio interior del templo en dos mitades, en un lugar santo y otro lugar santísimo. Sólo en este último estaba la imagen de Svantevit. Arkona tenía sirvientes especiales en el templo, y aquí se desarrolló cada vez más una casta de sacerdotes. Distinguidos del resto de la nación por la vestimenta y el atuendo, llevaban barbas largas y el pelo suelto, mientras que el resto de los ranen llevaban la barba y el pelo rapado. Estaban entre los nobles de la tierra. Los vendos generalmente consideraban compatibles la actividad guerrera y la sacerdotal.
Aquí en Arkona, también, el «caballo blanco» sirvió para interpretar símbolos. Toda la poesía está ligada a lo mismo. No era raro encontrarlo en su establo por la mañana, cubierto de espuma y suciedad. Luego se decía que el propio Svantevit había montado el caballo y lo había revuelto en una pelea con sus enemigos. Las formas en que se daba el oráculo o se decidía la cuestión «guerra o paz» estaban estrechamente relacionadas con las de Rethra, pero no eran exactamente iguales. Se clavaban en el suelo tres pares de lanzas cruzadas y se levantaba el caballo. Si ahora pasa por encima de la lanza con el pie derecho primero, el signo es afortunado, desafortunado en cambio, si el animal levanta primero el pie izquierdo. Pero el oráculo prometía la salvación sólo cuando el caballo blanco había pasado por encima de los tres pares de lanzas con su pie derecho.
El templo de Svantevit en Arkona fue el último baluarte del paganismo. Cayó finalmente, como ya se destacó, en las batallas con los daneses, en la guerra con Valdemar el Vencedor[19], después de perder no sólo el templo de Radegast en Rethra, al menos su fama, por un siglo, sino también el templo de Triglav en Brennabor, que en cierto sentido nos concierne más de cerca, había sobrevivido veintitantos años.
Este templo de Triglav, incluso si es sólo un templo de segunda categoría para la totalidad de los vendos, exige detenerse brevemente.
Triglav era originalmente una deidad de Pomerania y, al parecer, sólo se introdujo más tarde desde Pomerania a las regiones del Havel, ya sea por celos o desconfianza hacia Radegast (en Rethra). Ya lo hemos descrito brevemente en otra parte. Tenía tres cabezas, porque era el Dios en el cielo, en la tierra y en el inframundo, y su rostro estaba cubierto, en señal de que pasó por alto los pecados del pueblo y los perdonó. En sus manos sostenía una luna con cuernos, un símbolo cuyo significado sólo puede adivinarse. Tenía su templo principal en Stettin, que, según las descripciones que tenemos de él, debió estar muy relacionado con los templos de madera de Rethra y Arkona, que están decorados con esculturas y tallas. El servicio de Triglav estaba más o menos relacionado con el servicio de Radegast o Svantevit. Los signos se interpretaban de manera similar, el paso del corcel sobre las puntas de lanza cruzadas, y el toque de tal o cual lanza con un pie o con el otro, todo tenía su significado para bien o para mal. Sólo que el propio corcel no era blanco sino negro, quizás porque el mismo Triglav pertenecía más a los dioses oscuros que a los dioses de la luz.
Alrededor de 982, inmediatamente después de la gran revuelta de los vendos, se erigió un templo en Brennabor en honor a este Triglav. El mismo se levantó sobre el monte de Harlungen y miró triunfante hacia la tierra que había sido reconquistada al paganismo y a los vendos. Probablemente ya no era un edificio de madera, como el de Stettin, sino de piedra, a la manera de las capillas de piedra cristianas[20], y M. W. Heffter[21], en su excelente historia de Brandeburgo, plantea incluso la hipótesis de que la iglesia de Nuestra Señora en el monte de Harlungen, que más tarde se hizo tan famosa, surgió, inicialmente casi sin ninguna alteración significativa, de este antiguo templo pagano en el Monte de Harlungen. Consideramos que esto es más probable que improbable, pero encontramos prueba de ello menos en la peculiar arquitectura de la iglesia, que en el hecho históricamente probado de que bajo los vendos de la Marca la transición del paganismo al cristianismo finalmente se produjo con calma, aproximadamente como la transición del catolicismo al protestantismo cuatrocientos años más tarde. El príncipe Pribislav se hizo cristiano; la gente lo siguió en parte a regañadientes, pero en muchos casos también de buena gana y sin restricciones. La gente ya se había instalado junta y lado a lado, y el mero hecho de que la imagen derribada de Triglav no fuera quemada ni destruida, sino que, conocida por todos y accesible a todos, se mantuviese en una capilla lateral de la iglesia de Santa María hasta 1526 (año en el que a Christian II de Dinamarca se le permitió llevársela con el permiso de Joaquín I), indica que el cambio de opinión se llevó a cabo de manera bastante pacífica y el dios cristiano debe haber apartado silenciosamente al dios de los vendos. Esta conversión del templo de Triglav en una iglesia dedicada a Santa María tuvo lugar entre 1136 y 1141. Durante seiscientos años, la famosa Iglesia de Santa María contempló el país desde el monte de Harlungen[22]. Su creación selló la victoria final del cristianismo sobre el paganismo en la tierra entre el Elba y el Óder. Surgió una nueva vida en el sitio del templo de Triglav, y el Dios trino en adelante habló a su pueblo en lugar del Dios de tres cabezas.
Como se describió anteriormente, los puntos de inflexión se produjeron en el momento de la conquista alemana final en 1157.
Nos queda por responder la pregunta: ¿qué fue de los vendos? De ninguna manera fueron aniquilados completamente, no fueron simplemente empujados a áreas donde había otros miembros de la tribu, sino que se quedaron todos, o al menos una gran parte en el país y sin duda formaban parte de esa raza mixta en todas las provincias prusianas a lo largo del río Elba.
Algunos historiadores han querido discutir esto, pero, creemos, erróneamente. Por un lado, tal distinción racial consistentemente implementada hablaría en contra de la tradición histórica de todos los otros países donde prevalecieron condiciones similares. Por otro lado, aparte de todas las analogías, no debería ser difícil probar tal mezcla de las dos razas en ochocientos casos individuales. Es cierto que los alemanes trajeron consigo el orgullo del vencedor, un sentimiento racial que, durante mucho tiempo, pudo haber levantado una barrera; pero, sin embargo, estamos convencidos de que antes de que los Hohenzollern llegaran al país, o por lo menos antes de mediados del siglo XV, estas diferencias eran casi borrosas. Es posible que hayan existido durante más tiempo en lugares individuales, puede haber lugares donde se puede encontrar una exclusividad hasta el día de hoy que se remonta a esa antigua aversión a los vendos, pero en general la fusión fue hace mucho tiempo. Por otra parte, estamos dispuestos a admitir que si, a lo largo de los siglos que han pasado desde entonces, las generaciones en los pueblos, sembrando y cosechando, se hubieran sucedido en perpetuo cambio y, sin embargo, al mismo tiempo en una eterna firmeza de paz, estos sentimientos y expresiones de arrogancia racial podrían haber persistido. Pero «la necesidad hace extraños compañeros de cama», y la conservación de los viejos prejuicios se hizo imposible por las circunstancias, por el fuego y la guerra, por la naturaleza comunitaria de la desgracia. La necesidad de unos por otros derribó todas las barreras erigidas por la plenitud de la felicidad segura de sí misma. La peste negra barrió el país varias veces, despoblando los pueblos; lo que no hizo la peste negra, lo hicieron los pomeranios y los polacos en guerras interminables, y lo que no hicieron los pomeranios y los polacos, lo hicieron los husitas. En Barnim hay tal vez veinte o treinta mojones con nombres como Wüste-Sieversdorf[23], Wüste-Gielsdorf, Wüste-Büsow, etcétera, nombres de esa época de desertificaciones siempre nuevas. Volver a ocupar los pueblos que habían quedado desiertos, especialmente aquellos donde habían quedado algunas casas y chozas en pie, era tarea de la administración estatal, que en Brandeburgo siempre había seguido la frase federicana[24]: “Pueblo; especialmente las personas». Cada recién llegado era recibido sin preguntar sobre el origen racial.
El pueblo alemán, en el que quizás vivía un Fritze, un Hansen, un Dietrich, estaba feliz de ver a un Kroll, un Noack, un Posedin ocupar los sitios desiertos, y los pueblos véndicos recibieron la afluencia alemana con alegría. Las listas de nombres del Landbuch[25] de 1375, como los documentos en general, no dejan lugar a dudas al respecto.
Por supuesto, todas estas alegaciones sólo tienen la regla, que sólo debe describir las condiciones a grandes rasgos, pero especialmente las del Mittelmark. El Mittelmark, en contraste con las partes del país más o menos hacia el Elba, fue la mezcla real. Las circunstancias lo requerían. En el campo fue la necesidad, en las ciudades fue la oportunidad lo que unió a las personas sin importar su origen. Las viejas familias burguesas, por supuesto, persistieron en su reclusión y no consideraban a los Wendenkiez[26] como algo mejor que un gueto judío. Pero en comparación con la «afluencia de nueva gente», las viejas tradiciones urbanas, todo dividido según el gremio y la raza, tenían poca o ninguna importancia. La «gente pequeña» se reunía, despreocupada de la cuestión “vendo o germano”. Así eran las cosas en Mittelmark, es decir, en Teltow y Barnim, en la zona de Ruppin, en Beeskow-Storkow, en la mitad occidental de Lebus, en general en todas las partes del país en las que lo germano y lo véndico estaban más o menos equilibrados. Por supuesto que era diferente en Occidente y en Oriente. Cuanto más se acercaban al Elba, más exclusiva se mantenía la comunidad alemana, porque les resultaba fácil reclutar entre sus compañeros de tribu al otro lado del Elba; por el contrario, cuanto más cerca estaban del Óder y de las tierras eslavas reales, más tiempo permaneció en vigor lo véndico. Pero ahora, contando pocos lugares, ha desaparecido de la vida de nuestro pueblo. Todavía vive en la mayoría de los nombres de nuestras ciudades y pueblos, en oscuros recuerdos de algunas localidades en las que hubo un templo y que llevan el nombre de un dios véndico (en Jüterbog, en Gütergotz), especialmente en las tumbas paganas y cementerios véndicos que se pueden encontrar en todas partes en la Marca.
Pero es característico que lo único que todavía nos habla del viejo mundo de los vendos es lo que está enterrado. Todo lo espiritualmente vivo se ha ido. Incluso las supersticiones y las costumbres, los modales y el folclore enraizado en ellos, que de vez en cuando se pensaba que eran restos de lo véndico, a menudo se remontan a algo protogermánico que era nativo aquí, incluso antes de los vendos. El alemán antiguo ciertamente sigue vivo en la mente de la gente, y la gente habla de Wodan y Fricke (Freia) y del cazador de Hackelberg[27]. Pero Radegast y Czernebog están muertos. Lo véndico ha sido borrado, perecido en lo más fuerte, en la vida y el espíritu germánicos, y sólo al final del Óder, hacia las tierras polaco-eslavas, se muestra de vez en cuando, junto con la alegría eslava, un rasgo oscuro que apunta a la terquedad y la reticencia como un recuerdo de los viejos tiempos y sus habitantes.
Del libro IV Spreeland
En el bosque del Spree
Y por la red de confusos cauces
Llena de magia veneciana,
Surca en su lancha el gondolero
Por el eterno bosque del Spree.
Karl Seidel
En el bosque del Spree
El Correo-nocturno corre, o al menos corría, entre Berlín y Lübbenau.
—
Al amanecer hemos llegado a Lübben, la última estación, y ahora estamos bordeando el bosque del Spree, que comienza aquí y que parece extenderse interminablemente a la izquierda de nuestro camino como un prado cubierto de pajares y alisos. La torre de una iglesia que brilla intensamente a la luz de la mañana se hace visible y juega con nosotros al escondite durante un rato; pero después de atraparla definitivamente, entramos en Lübbenau, «la capital del bosque del Spree», a través de una entrada abovedada.
Lübbenau
Es domingo, y el silencio que encontramos no delata nada del animado tráfico que suele reinar aquí. Los productos de bosque del Spree tienen su mejor lugar de almacenamiento en Lübbenau y sólo salen al mundo desde aquí. Entre estos productos destacan los pepinos. En un año anterior, un solo minorista vendía 800 schoques[28] a la semana. Eso no significaría nada en Hamburgo o Liverpool dónde la gente está acostumbrada a contar según cargas y toneladas, pero «cada lugar tiene su vara para medir». Teniendo en cuenta esto, 800 schoques le da buena fama a ésta. Por cierto, Lübbenau no se detiene unilateralmente en la venta de un artículo que eventualmente podría provocar el ridículo, le siguen en pie de igualdad la calabaza, el rábano picante[29], y sobre todo el apio, respecto de cuyas ventajas las opiniones no difieren fácilmente.
Ahora nos detenemos frente a la espaciosa posada «Zum Braunen Hirsch[30]«, donde el trabajo de mesero todavía está a cargo exclusivamente de una belleza del bosque del Spree, y después de limpiar nuestro baño y tomar una merienda, nos ponemos en marcha para no perder nada de las horas escasamente asignadas. Un cortejo fúnebre cruza la plaza, y ocho costaleros llevan el ataúd, sobre el cual se extiende una cubierta de terciopelo negro, que cuelga hacia abajo. Desde el portal de la iglesia, por donde pasa el cortejo, suenan el órgano y el canto. Entramos para ver reunida una congregación véndica formada exclusivamente por habitantes del bosque del Spree.
Nos ofreció un buen lugar de visión general. Hombres y mujeres se sentaron por separado y sólo las mujeres, por lo que pude ver, todavía vestían sus trajes especiales del bosque del Spree. Demostrar lo que tiene de especial cada detalle es una tarea para la que no me siento capaz. La falda corta de cenefas plisadas, el corpiño ceñido, el chal, los zapatos con hebillas, hasta las cintas de seda de vivos colores, que, elegidas con gran lujo, caen sobre el pecho, son cosas que aparecen en todas partes al menos de manera similar, mientras que el tocado y la gorguera parecían desviarse de lo convencional. La gorguera no se usa comúnmente; dondequiera que se encuentre, recuerda vívidamente a las alborotadas gorgueras de los viejos cuadros de pastores: chorreras rígidas que siempre le dan a quien las lleva algo parecido al aspecto de un pavo ruidoso. Pero el tocado del bosque del Spree es lo más común y trataré de describirlo. Una funda inclinada de papel o cartón forma el marco, sobre la que se colocan tules y gasas, bordes y cintas, creando una especie de capota puntiaguda. Si la portadora todavía es virgen, el tocado termina con ésta, si está casada, un pañuelo envuelve la capucha y la cubre por la mitad o por completo, según la inclinación. Estos pañuelos para la cabeza son de varios colores, así como de varios valores. Las jóvenes ricas parecían preferir la seda negra, mientras que las más pobres y mayores se contentaban con un babero rojo más intenso e incluso percal ocre.
El sermón véndico está más allá de nuestro control, pero los sollozos que surgen son al menos evidencia de la buena práctica del ministro. Él asimismo es amado por su congregación, y donde reina este amor, no es difícil encontrar la palabra generando las lágrimas más sinceras a una madre que enterró a su hijo, o una viuda a su marido.
Y ahora el sermón se calló, una breve pausa empezó durante la cual el ministro hojea sus papeles lenta y cuidadosamente. Finalmente tiene lo que necesita y ahora comienza a leer las amonestaciones, los avisos de nacimiento y defunción, todo en alemán. Bastante notable. El sermón que más sirve al ideal podría ser aún el véndico; pero en cuanto se empieza a tratar de cosas exclusivamente prácticas, y en cuanto se ha de determinar qué vive y muere en el bosque del Spree, quién se casa y se bautiza allí, la lengua véndica ya no se usa. El Estado, que sólo escucha con oído alemán y no tiene tiempo para aprender la lengua véndica a toda prisa, interviene con la actitud empresarial más sobria y exige una proclama alemana y certificados de bautismo alemanes.
¿Quién le negaría el derecho a actuar de este modo?
Y ahora el servicio ha terminado, y los hombres y mujeres pasan junto a nosotros, tiesos y majestuosos. Sus cabezas tienen personalidad, pero no son bonitas; su postura está llena de dignidad. Esperamos a las últimas personas y sólo entonces regresamos a nuestra posada, donde, media hora después, el cantor Klingestein -una autoridad del bosque del Spree a quien nos recomendaron desde Berlín- nos saludó.
Él continuó guiándonos.
Notas
[1] Marca de Brandeburgo, también llamada Margraviato de Brandeburgo. [N. del T. De aquí en adelante, todas las notas pertenecen al traductor excepto que se indique lo contrario]
[2] Radegast, Svantevit y Triglav: deidades eslavas.
[3] Carl Seidel o Karl Ludwig Seidel (1788-1844) fue un escritor, filósofo y poeta alemán. Sus escritos sobre música fueron muy apreciados por el famoso compositor Robert Schumann.
[4] Pavel Jozef Šafárik (1795-1861), científico y poeta eslovaco considerado uno de los fundadores de los estudios científicos eslavos.
[5] Citado libremente de Šafařík, Pavel Josef: Slawische Alterthümer (Antigüedades eslavas), Tomo 2, Leipzig 1844, pagina 549, shorturl.at/nJS78
[6] Nota del autor 1 – La disputa aún se cierne sobre el lugar donde se encontraba Rethra o Ratare. Se mencionan los siguientes lugares: Stargard (Mecklemburgo), Malchin, Röbel (en el lago Müritz), Rhesa, Strelitz, Prillwitz y Kuhschwanz (Cola de vaca). Este último lugar, de sonido poco poético, es el que actualmente tiene más posibilidades de ser reconocido como «Rethra».
[7] Nota del autor 2– Una descripción detallada de esta batalla en Lunkini (Lenzen) puede encontrarse en «Historias Sajonas de Widukind». Los cristianos asediaron Lunkini cuando les llegó la noticia de que un gran ejército de vendos se acercaba para aliviar la fortaleza asediada y, además, pretendía atacar el campamento cristiano durante la noche. Sin embargo, una terrible tormenta y fuertes aguaceros impidieron el ataque del enemigo. Así llegó la mañana y los cristianos se prepararon para atacar. El número de vendos era tan grande que cuando el sol brillaba sobre las ropas empapadas de los cien mil vendos, un vapor se elevaba hacia el cielo, envolviéndolos como en una nube de niebla, mientras que los cristianos se acercaban a la luz del sol, llenos de esperanza y confianza ante esta aparición. Tras una dura lucha, los vendos huyeron, pero como una división les había bloqueado el paso, se precipitaron hacia un lago en el que innumerables vendos se ahogaron. Los cronistas estiman unos 200,000 hombres del ejército de los vendos. Los prisioneros fueron todos decapitados en un día, como se les había prometido.
[8] Tietmaro de Marseburgo (975-1018), cronista medieval, obispo de Marseburgo.
[9] Adán de Bremen (1050-1081 a 1085), cronista y geógrafo oriundo de la alta Sajonia y uno de los más importantes historiadores alemanes de la Edad Media.
[10] Vineta, Julin: otros nombres con los que se conoce a la legendaria ciudad de Jumne de la costa báltica de Pomerania Occidental.
[11] Heinrich Ludwig Theodor Giesebrecht (1792-1873), poeta e historiador alemán.
[12] Citado de Giesebert, Ludwig: Wendische Geschichten aus den Jahren 780 bis 1182 (Historias véndicas de los años 780 hasta 1182), tomo 1, Berlin 1843, página 18-19 shorturl.at/tFH09
[13] Libremente citado de Tietmaro de Merseburgo: Die Chronik Thietmar’s, Bisschofs von Merseburg (La Crónica de Tietmaro, Obispo de Merseburgo), Geschriftschreiber der deutschen Vorzeit, Lieferung 4 (traducción de Dr. J.S.M. Laurent), Leipzig 1848, página 195. shorturl.at/jvKLQ
[14] Gerón I o Gerón el Grande, (c. 900-965), conde de Sajonia Oriental que ejerció un gobierno tributario sobre las tribus eslavas al este del Elba medio y el Saale desde 939 hasta 965 como margrave del rey Otón I.
[15] Burgwall es una palabra de origen alemán, que literalmente significa «fortaleza», y puede referirse a un asentamiento fortificado eslavo medieval (gord).
[16] Gau es un término alemán que refiere a una entidad administrativa.
[17] Juan I el Escocés (990-1066) fue el primer obispo de Mecklemburgo de origen irlandés o escocés.
[18] Burchard von Veltheim (1028-1088) fue un clérigo alemán y, como Burchard II, obispo de Halberstadt.
[19] Valdemar II el Vencedor (1170-1241) fue duque de Schlesvig (1182-1202) y rey de Dinamarca (1202-1241).
[20] Nota del autor 3 – En un sermón de un clérigo de Jüterbog impreso en Wittenberg en 1619, se encuentra lo siguiente: “El antiguo templo de aquí, que fue derribado hace unos cuarenta y unos pocos años, en el que se dice que fue realizada la idolatría pagana de la diosa véndica de la mañana, este templo es largo, ancho y alto hasta el techo, fue hecho de ladrillos, tenía una bóveda de crucería en la parte superior y sobre ella un techo cuadrado apuntado de piedras de color claro. La puerta o entrada al lado oeste era baja, por lo que había que agacharse un poco para entrar. Tampoco tenía ventanas, sólo un agujero redondo, etc. – así lo escuché descrito por varias personas que aún están vivas.” (De hecho, esta información a la que se le da más valor del que merece, no da ninguna prueba que el «templo» era realmente pagano. Incluso la bóveda de crucería habla en contra. Cuando se construyeron las bóvedas de crucería en este país, la soberanía venda ya había terminado.)
[21] Moritz Wilhelm Heffter (1792-1873) fue un historiador y profesor de secundaria alemán. Es autor del libro Geschichte der Kur- und Hauptstadt Brandenburg von den frühesten bis auf die neuesten Zeiten [Historia del balneario y la capital Brandeburgo desde los tiempos más antiguos hasta los más recientes], Potsdam, 1840, https://urlshortner.org/QhiQi
[22] Ahora se llama Monte de María (Marienberg) en la ciudad de Brandeburgo.
[23] La palabra alemán Wüste significa desierto.
[24] Estas palabras son del rey Federico II de Prusia (1712-1786), también conocido como Federico el Grande o El Rey Soldado, que se preocupó del bajo crecimiento de la población de su país.
[25] Landbuch representa una serie de registros en regiones individuales del Sacro Imperio Romano Germánico. Se originaron principalmente a finales de la Edad Media y principios del período moderno.
[26] Barrio de los vendos, para más información: Niemeyer, Wolfgang, “Deutsche und Slawen als Nachbarn”, in Mitteilungen der DGAMN: Archäologischer Kontext und soziale Interpretation, vol. 25 Heidelberg, 2013): https://urlshortner.org/cBTwp
[27] Hanns von Hackelberg (1521-1581) fue el cazador salvaje en la versión del norte de Alemania de la leyenda de los dioses germánicos Odin o Wodan, que lleva a su ejército de los fallecidos (fantasmas) por el aire.
[28] El schock era un medida de conteo antiguo alemán basada en la pieza: 1 schock = 5 docenas = 60 piezas.
[29] Nota del autor: Acerca de la producción de rábano picante y las ventas de rábano picante aquí es lo siguiente. El otoño es la época de los mercados de rábano picante de Lübbenau. Todos los sábados, siempre que el agua permanezca libre de hielo, los Spreewaldler, es decir, los de Burg, llevan sus productos al mercado, y luego de 200 a 300 barcazas cargadas con rábano picante cubren el área de descarga en el Spree. Mayoristas y minoristas de muchas ciudades y países aparecen en este momento para hacer sus compras. Por regla general, en Lübbenau se venden 20,000 quintales, lo que equivale a una renta de 600,000 marcos. Voy con estos números como los encuentro.
[30] Español: “Al ciervo pardo”