El misterio revelado: ocultismo y esoterismo en el socialismo maduro. Bulgaria y Rusia 1960—1970

Sofia Blanco Ivanoff Ialamoff

El resurgimiento del ocultismo y el esoterismo durante las décadas de 1960 y 1970 en la Rusia soviética y en la República Popular de Bulgaria tuvo sus orígenes en las tradiciones intelectuales y populares de fines del XIX y principios del siglo XX, y también en procesos específicos que ocurrieron en ambos lados de la cortina de hierro a pesar del supuesto aislamiento y bipolaridad durante la Guerra Fría.[1] Más allá del ateísmo militante y el marxismo a ultranza, los ´60 y ´70 fueron una suerte de oportunidad para volver a impulsar proyectos de renovación y revolución incluso dentro del socialismo; después del estalinismo, en ambos países la idea de forjar un nuevo “hombre nuevo” recobró relevancia en la agenda política. En este sentido, la recuperación y circulación de ciertas corrientes teóricas, autores y publicaciones vinculadas con el ocultismo y el esoterismo abrieron la posibilidad de aportar a la construcción del socialismo desarrollado (en el caso ruso) y del socialismo maduro (en el caso búlgaro), y al análisis de tópicos como la herencia pagana ——ya sea eslava o tracia——, el nacionalismo, los alcances del cuerpo humano o su dimensión espiritual.

En el presente ejercicio, se brindará una perspectiva comparada sobre el fenómeno ocultista en Rusia y Bulgaria, atendiendo a sus evidentes similitudes. Sin embargo, el objetivo final será destacar las particularidades del caso búlgaro haciendo foco en la figura de Lyudmila Zhivkova, ministra de cultura durante 1975 y 1981. En Bulgaria, el ocultismo ocupó un lugar destacado en la agenda gubernamental a partir de las políticas públicas que Zhivkova llevó a cabo y que fueron gestadas a partir de sus propias experiencias, formación y prácticas espirituales vinculadas con el ocultismo y el esoterismo. Es posible afirmar, entonces, que Zhivkova visibilizó lo oculto, al tiempo que lo puso al servicio del desarrollo del socialismo pues consideraba que no lo estaba poniendo en peligro, sino que lo estaba perfeccionando.

Ha habido una tendencia a analizar a la Bulgaria de Todor Zhivkov (1956—1989) como un caso excepcional dentro de la órbita soviética, pero siempre bajo el mito de la decimosexta república soviética, aislándola y descuidando las múltiples conexiones que ésta mantenía con procesos que ocurrían en la URSS y en otros países tanto del bloque socialista como del mundo capitalista. Al mismo tiempo, en el contexto del zhivkovismo, la gestión de su hija, Lyudmila Zhivkova, al frente del Ministerio de Cultura desde 1975 cautivó a los investigadores debido al rol clave que sus creencias personales ocuparon en la agenda política del país.[2] Sin embargo, poco se habló de la relación que tenían con el clima de época del que ni siquiera los países socialistas pudieron escapar. El esoterismo, el paneslavismo, y la renovación ocultista de los años ‘70 no son patrimonio exclusivo de los búlgaros y mucho menos el renacimiento del nacionalismo y las relecturas del pasado nacional para revalorar la identidad propia en pugna ——por momentos—— de la identidad socialista. Por otra parte, reducir el fenómeno a la influencia de los movimientos New Age y filosofías extranjeras impondría una sinopsis superflua le daría demasiado protagonismo a una suerte de moda que podría pensarse pasajera y desconocería las profundas raíces que sostuvieron y dotaron de vitalidad este resurgimiento, complotando contra la riqueza que un ejercicio comparativo podría brindar.[3] Por lo tanto, se vuelve al punto en el que la figura de Zhivkova se considera como una excepción. Sin embargo, pero al margen de la discusión de si lo fue o no, el resultado desatiende el contexto general y local del que ella fue parte y sobre el que podría, tranquilamente, echar luz.

Durante el gobierno de T. Zhivkov, Bulgaria no escapó a los procesos más amplios que se dieron a ambos lados de la cortina de hierro, y sería poco acertado caracterizarla como un sistema cerrado que sólo tenía vínculos con Moscú.[4] Antes bien, sin negar dicha estrecha ligazón, también se enriqueció de intercambios con otros países del bloque socialista, como la Alemania Democrática y Rumania, y con el Occidente capitalista, que se incrementaron durante la gestión de Zhivkova gracias a una agitada agenda de viajes e intercambios diplomáticos con el exterior.[5] Asimismo, dichos procesos lograron traspasar las fronteras físicas e ideológicas. En este sentido, es posible encontrar numerosos puntos en común entre Rusia, Bulgaria, y Occidente a través del resurgimiento del ocultismo y el nacionalismo durante los años ‘70. Aquí es clave destacar el concepto de “renacimiento” ya que el ocultismo no fue una corriente extraña a la intelectualidad nacional búlgara o rusa que se suelen pensar como meras receptoras de intelectuales ingleses y franceses como A. Besant o G. Encausse ——conocido como “Papus”——, y tampoco lo fueron al amplio espectro de las creencias y prácticas religiosas propias, sobre todo pensando en las raíces de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. El ocultismo autóctono se anclaba en las enseñanzas de exponentes como H. Blavatsky, P. Dunov, N. Roerich, H. Roerich, R. Steiner, G. Mebes, S. Zaimov, K. Stoilov, A. Balan, B. Rainov, I. Grozev, entre otros. También en la existencia de sectas, órdenes y grupos esotéricos más o menos clandestinos como la Hermandad Blanca, la Logia Martinista rusa, la Sociedad para el Renacimiento del Conocimiento Puro (Obschesvtvo vozrozhdeniia chistogo znaniia) —y dentro de ella— el Grupo Prometeico (Gruppa Prometeia)—, la hermandad Unidad del Trabajo, Emesh Redivivus, la Gran Logia de Bulgaria (Velika lozhna na Bulgaria), Amanecer (Zaria), Estrella balcánica (Balkanska Zvezda) y el Buen Samaritano, y en las publicaciones como Izida (1909-1913), Anhira (1921-1923), Orpheus (1924-1926).[6] Por lo tanto, los años previos a la experiencia socialista y los primeros años posteriores a esta, permitieron allanar el terreno para lo que sucedería décadas más tarde tras el periodo estalinista.

Desafiando al monolito del ateísmo: un diálogo entre Rusia y Bulgaria

Por razones de extensión, la contraposición entre el caso ruso y el caso búlgaro se ha circunscrito al periodo denominado socialismo desarrollado, bajo la lente rusa, y socialismo maduro, para la realidad búlgara. Aunque los matices no modifican el arco temporal comprendido entre 1960 y 1970, es preciso utilizar las categorías empleadas en las fuentes partidarias y estatales.[7] No obstante, como se señaló en el apartado anterior, tanto Rusia como Bulgaria contaban con una vasta trayectoria en materia de ocultismo y esoterismo, que pudo sobrevivir a la implementación del socialismo. En un primer momento, los miembros de estas corrientes se entusiasmaron por las posibilidades que brindaban la Revolución rusa y la implementación del modelo soviético al ofrecer —en principio y para Rusia— un espacio de tolerancia religiosa y debate creativo, fundamentalmente sobre la construcción del “nuevo hombre socialista”, que poco a poco pasará a la clandestinidad con la llegada de I. Stalin.[8]

En este sentido, es posible hallar una primera gran diferencia entre nuestros estudios de caso, al reconocer fácilmente que la mayoría de los debates acerca de cómo debía ser ese hombre nuevo se dieron en momentos distintos, con una diferencia de treinta años, y que en Bulgaria tuvo límites definidos con anterioridad, puesto que la implementación del socialismo de tipo soviético y matriz estalinista no permitió, al menos desde arriba, un separación del ateísmo militante acérrimo; los aportes de V. Prodanov y K. Vasilev fueron claves para moldear a los “pequeños Dimitrovs”.[9] Tendremos que esperar hasta el X congreso del Partido Comunista Búlgaro en 1971 para encontrar un intento de construcción del mismo por vías más heterodoxas que las planteadas por el PCUS.[10] En el caso de Rusia, el Deshielo kruscheviano entreabrió una ventana, cuando casi todas las figuras que abrían las “puertas” al mundo esotérico habían sido censuradas, deportadas o exiliadas. A priori, sería posible señalar cuatro momentos claves, al menos de forma general, donde se dieron debates sobre qué hacer con la religión: el momento inmediato y mediato revolucionario, el estalinismo, el deshielo y desde Brézhnev hasta el inicio de la perestroika. Recaemos sobre el mismo punto, siguiendo los planteos de B. Menzel (2017) y Z. Lefterov (2021): las discusiones sobre dicho tópico no escaparon a los oscilantes y ambiguos posicionamientos según el contexto y, en una república como la búlgara, donde constantemente se buscó acatar las directivas del PCUS, estas estuvieron estrechamente supeditadas al tutelaje de la “hermana mayor”.

Es preciso recordar que la religión como tal no estuvo prohibida en la URSS ni en Bulgaria y que, como señala N. Beliakova (Beliakova, 2023, p. 583), existía una tradición de intervención estatal en los asuntos religiosos que venía desde el gobierno zarista en ambos países y que las dirigencias comunistas replicaron.[11] Sin embargo, a partir del XX congreso del PCUS y el VII congreso del PCB, existen fenómenos contrapuestos pero que, sin duda, se retroalimentaron. Por un lado, como plantea V. Smolkin (Smolkin. 2019, p. 60), una avanzada por parte de los partidos comunistas para realizar campañas antirreligiosas y, por otro, el resurgimiento de las prácticas religiosas, sectas, logias y hermandades producto del deshielo cultural, así como de publicaciones y estudios científicos sobre fenómenos paranormales y parapsicológicos financiados por los estados.

Lógica, repercusión e interacción del esoterismo y el ocultismo con el comunismo

Hasta el momento pareciera que ambos casos de estudio corren a la par y que Bulgaria solo se dedica a reproducir las directivas del PCUS; no obstante, los años ‘60 presentaron nuevos desafíos. En el contexto de un mundo exterior convulsionado y de un comunismo que había sido sacudido por las críticas al culto a la personalidad, tanto a I. Stalin como a V. Chervenkov, las críticas a la burocracia partidaria, la Guerra Fría y los vaivenes de las economías planificadas, el resurgimiento religioso de las décadas posteriores puede pensarse según B. Glatzer Rosenthal (Glatzer, 1997, p.2), como un fenómeno que pasa a la escena pública en momentos de tensión social, confusión cultural o incertidumbre. En efecto, aquí es donde los caminos empiezan, por momentos, a bifurcarse.

Es posible caracterizar el caso ruso a partir de los años ‘60 con el concepto de “ocultura” de B. Menzel (Menzel, 2012, p.151), para designar a este renacimiento ocultista que hallaba sus raíces en el ocultismo y esoterismo decimonónico y prerrevolucionario, sostenido por una élite intelectual de círculo cerrado, de maestros y discípulos, y prácticas solitarias que tendían a aspirar al desarrollo máximo de las capacidades del ser humano.[12] Hijo del deshielo, pervivió hasta la perestroika gracias a la clandestinidad y el ámbito de lo privado. Sin embargo, varios de sus exponentes gozaron de popularidad y en algunos casos eran académicos destacados que publicaban sus producciones en revistas como Znanie y Nauka i religita (ciencia y religión).[13] Aquí es interesante enumerar y aislar ciertos elementos que permitirían comprender el fenómeno en Rusia, a saber: un clima en cierta medida distendido tras el estalinismo a pesar de las campañas antirreligiosas, la existencia de una élite intelectual que se reunía en la clandestinidad, estaba vinculada al conocimiento académico y contaba con acceso a universidades y centros de estudio para investigar y hallar fuentes, la recuperación de la tradición esotérica y ocultista nacional y de la filosofía hindú y de prácticas como el Yoga, la recuperación de las tradiciones religiosas nativas eslavas, y una búsqueda por el perfeccionamiento del hombre desde lo individual mediante el dominio de su cuerpo físico y la elevación de su nivel de consciencia.

Ahora bien, vale cuestionarse si esta caracterización puede dar cuenta del caso búlgaro. En la Bulgaria del socialismo maduro, a priori, hallamos los mismos elementos que en Rusia. Con la consolidación de T. Zhivkov como secretario general del PCB desde 1954, jefe de gobierno en 1962 y presidente del Consejo de Ministros en 1971, los lazos con el PCUS y Rusia se reforzaron. Zhivkov gozó del apoyo de N. Kruschev y L. Brézhnev, incluso en momentos críticos para la república, como el intento de golpe de Estado de 1965 y las posteriores fluctuaciones de la economía que obligaron al gobierno soviético a ir a su rescate. La contrapartida fue una casi total adhesión a sus políticas en todos los planos, pero decir “casi total” no es una formalidad intelectual. Las sucesivas embestidas contra la religión impulsadas a nivel oficial desde Moscú, entiéndase las campañas de 1954, 1958 y 1964, por ejemplo, fueron correspondidas por Sofía. No obstante, a partir de fines de los años 60, sobre todo luego de la invasión a Praga, también hubo lugar para que se adaptaran a la realidad nacional para buscar independencia controlada en respuesta al creciente movimiento disidente autóctono y de las demandas de una incipiente sociedad civil.[14]

Unidad, creatividad y belleza: las creencias espirituales de L. Zhivkova al servicio del socialismo maduro

Según I. Atanasova, ha habido una tendencia a afirmar que, durante el periodo socialista, los búlgaros fueron más receptivos al ateísmo puesto que “…eran ateos por naturaleza, personas que tradicionalmente habían seguido los rituales de la Iglesia Ortodoxa pero nunca habían tenido convicciones religiosas más profundas. Por lo tanto, se argumentaba que el ateísmo marxista era especialmente atractivo y popular en Bulgaria” (Atanasova, 2004, p. 310). Empero, la autora también resalta la importancia de la herencia mística dentro de la historia búlgara por medio del eremitismo y el bogomilismo. A su vez, Bulgaria contaba con una tradición propia en materia de ocultismo y esoterismo que no envidiaba para nada a su tutora del norte, por lo que tuvo dónde ir a buscar durante ese periodo de renacimiento espiritual y de renovación del hombre socialista.

A diferencia de Rusia, en Bulgaria los grupos practicantes del esoterismo continuaron con sus reuniones y ejercicios espirituales durante la implantación del socialismo, el mejor ejemplo de ello es la Hermandad Blanca, que gozó de la bendición de Zhivkov, o los Nazarenos (Nazirites) que continuaron hasta los años 80.[15] Asimismo, las prácticas esotéricas o debates vinculados al ocultismo y al esoterismo no solo estaban presentes entre la intelectualidad erudita partidaria, sino que eran las que unieron a artistas, historiadores, escritores, cineastas externos al partido pero comprometidos con la búsqueda de una recuperación de la dimensión espiritual del pueblo búlgaro basada en la revalorización de su pasado nacional y en su contribución a la cultura mundial como una República heredera de un gran imperio medieval, cuna de civilizaciones antiguas y del alfabeto y la cultura eslava. Por lo tanto, comenzamos a dar con la singularidad del caso búlgaro al corroborar que, bajo la tutela de Lyudmila Zhivkova, la búsqueda por trascender el binarismo religión – ateísmo mediante un renacimiento espiritual nacional durante las décadas del 60’ y 70’ estuvo en la cúspide misma del poder y podía ser la clave para diseñar el nuevo hombre del socialismo maduro.

Los “viernes de Mila” o “viernes blancos”, como se conocían a las tertulias que Zhivkova ofrecía en su domicilio, acogían artistas como D. Uzunov y S. Rusev, al mencionado A. Fol, el poeta L. Levchev, la traductora V. Gancheva y N. Gyaurov. No obstante, también estuvieron presentes personas como Bogomil Rainov —hijo de N. Rainov—, quien formó a Zhivkova en materia ocultista y logró describir con lujo de detalle lo que sucedía en esas veladas donde se discutía de arte, cultura, historia y, claramente, ocultismo y esoterismo.[16] El mencionado Lyubomir Levchev escribirá la biografía de Lyudmila y caracterizará dichos encuentros no sólo como una expresión del deseo de los intelectuales de vincularse, sino como un espacio creativo donde dar rienda suelta a la visión de Lyudmila y a la búsqueda de un espacio dentro del régimen por parte de una juventud con intereses variados.[17] Estos encuentros eran de público conocimiento y el mismo T. Zhivkov dió cuenta de ello en sus memorias.

Con la vertiginosa entrada de Lyudmila a la estructura estatal desde 1971 como Vicepresidenta del Comité de Amistad y Relaciones Culturales con el Extranjero, pasando por la presidencia del Comité de Cultura en 1975, y llegando hasta el Politburó del PCB —siendo miembro pleno en 1979 y al mando del Ministerio de Cultura desde donde controlaba toda política referida a la cultura, arte, educación, ciencia, radio, televisión, cine, prensa y relaciones culturales internacionales—, el ocultismo y esoterismo autóctono junto a la revalorización del componente étnico tracio ocuparon un lugar destacado en su gestión. Zhivkova “adhería abiertamente a la filosofía oriental del Agni Yoga o Ética viviente,[18] también conocida como “Sendero de fuego” o “Unión con el fuego divino” cuyo origen se vinculaba con las enseñanzas de Mahatma Morya” (Blanco Ivanoff, 2022, P.4). Su estudio de las ideas de H. Blavatsky, su devoción hacia N. Roerich, y su interés por las obras de N. Rainov fueron las bases intelectuales para su comprensión del rol de la cultura en el desarrollo y la elevación espiritual del ser humano. Entiéndase, “para el Agni Yoga la cultura es el factor clave en el desarrollo de la sociedad puesto que, a través de la perfección moral, la estricta observancia de las leyes éticas y la comprensión principios básicos del desarrollo espiritual e histórico de la humanidad, los seres humanos podrían transformar su vida y sus condiciones materiales. Por lo tanto, Lyudmila halla en la aplicación de las enseñanzas del Agni Yoga una respuesta concreta para afrontar la construcción del tan anhelado “hombre nuevo” que atendiera lo que hasta entonces no podía/debía abordar el marxismo leninismo: la espiritualidad de los sujetos (Blanco Ivanoff; 2022, p.4).[19]

Con la llegada de L. Brézhnev al poder y la celebración del XXIV congreso del PCUS en 1971 hay un cambio en la estrategia de lucha con relación al ateísmo, una difusión de los rituales cívicos, y una rectificación de la libertad de culto. Nuevamente, Bulgaria parece ir a la par de Rusia. Coincidencia o no, con la sanción de la nueva constitución búlgara en 1971 y la difusión del informe del comité central del PCB al X congreso del partido en el mismo año, se visibilizan las incipientes modificaciones en relación al rol del individuo, la ciencia, la cultura y la religión y las prácticas religiosas que otorgan cierta particularidad al caso búlgaro. Como señala T. Dragostinova: “a principios de la década del 70 se hicieron esfuerzos por revisar el uso rígidamente ideológico de la cultura por parte del Estado, reemplazando el análisis marxista leninista ortodoxo y la propaganda de tipo eslogan por interpretaciones más sutiles de la cultura en la sociedad socialista desarrollada (Dragostinova, 2021, p. 32).[20] El intento por hacer de la cultura un espacio donde toda la sociedad, no solo los intelectuales, se vea representada e interpelada fue un desafío que resultó de estas nuevas directrices, y el brazo ejecutor para llevarlas a cabo fue Lyudmila Zhivkova, quien materializó mediante políticas públicas concretas su particular forma de entender la cultura como la piedra angular sobre la cual pensar un programa a escala masiva de renovación espiritual y nacional para Bulgaria.

Si volviéramos a caracterizar el renacimiento ocultista para el caso ruso, recursivamente encontraríamos otros puntos en común con Bulgaria, a saber: la cientifización de lo espiritual y su inclusión dentro del mundo académico y la relectura del pasado étnico nacional. En este sentido, Bulgaria contaba con una academia y centros especializados —como el Instituto de Sugestología de G. Lozanov, fundado en 1966— donde numerosos intelectuales podían acceder a materiales de estudio relacionados con el tema y desarrollar investigaciones amparadas por el Estado para intentar encontrar sustento científico a prácticas espirituales y transformarlas en material capitalizable para el régimen. El documental Fenomen (1977) buscó poner a prueba los poderes de Baba Vanga y contó con subvención estatal ya que, como señala V. Vitanova Kerber (Vitanova Kerber, 2021, p.62), en el contexto de la Guerra Fría la vidente podía convertirse en un arma más en la lucha contra el capitalismo.[21] A su vez, la ponderación del componente étnico tracio mediante el fomento de excavaciones, muestras y la creación del Instituto de Tracologia entre 1972 y 1973 de la mano del respetado historiador y mano derecha de Lyudmila, Alexander Fol, demuestra una vez más que existían ciertos procesos comunes en ambos países.

Sin embargo, la verdadera “anomalía” que representaba Zhivkova radicaba en que utilizó abierta y activamente al Estado búlgaro como benefactor de iniciativas culturales basadas en sus creencias y prácticas personales. La lista es extensa: el programa experimental con música clásica y el programa para la educación estética de los trabajadores y la juventud de 1971, su apoyo a la sugestopedia de G. Lozánov con la fundación de la primera escuela sugestopédica en 1972 —donde se aplicaban técnicas de hipnosis para fomentar el aprendizaje—, su promoción de la teoría del orfismo tracio de A. Fol entre 1975—1976 impulsando la revalorización de su rol en la constitución de los protobúlgaros, la modificación de los planes y manuales de estudio de las escuelas públicas, la fundación del Instituto Nacional de Lenguas y Culturas Antiguas en 1977, el programa de educación a largo plazo para figuras destacadas de la cultura mundial empezando por el mismo N. Roerich en 1978, y también su iniciativa Bandera de la Paz de 1978. Todos estos programas estuvieron influenciados por la tríada enarbolada por la mismísima Lyudmila de: Unidad, Creatividad y Belleza.

No solo sus esfuerzos en materia de educación demostraron la influencia ocultista y esotérica, sino que también la paulatina intervención del espacio público con monumentos fue clave. El Palacio de la Cultura —conocido como NDK por sus siglas en búlgaro—, planificado en 1977 e inaugurado en 1981 en el marco de las celebraciones por el 1300 aniversario del Estado búlgaro, fue tal vez su apuesta más personal, ya que reunió los esfuerzos de renombrados artistas de la escena nacional, en muchos casos amigos personales, quienes se encargaron de plasmar como en ningún otro espacio la cosmovisión religiosa y espiritual de Zhivkova. Como he señalado oportunamente todo el complejo persigue una sola dirección, como si repitiese la frase atribuida a Lyudmila: «piense en mí como fuego» y es precisamente lo que emana cada espacio convertido en un verdadero templo del fuego, el sol y la eterna feminidad —que son los dos aspectos de un mismo culto antiguo—, y están allí por orden expresa de Zhivkova, a pesar de la feroz oposición de sus camaradas del partido en 1981 (Blanco Ivanoff, 2022, p. 7).

Toda la historia de Bulgaria está contenida en cada pared, y cada pared es un mensaje “oculto”, aunque ya no tan oculto; el ave fénix, las espirales con la inscripción 681-1981, el sol tracio, el fuego, la diosa madre, el árbol de la vida; todos estos elementos son una mezcla de la tradición nacional y la filosofía oriental que convivieron para y por la instrucción y perfección del pueblo búlgaro. Otras obras arquitectónicas como el monumento a los Fundadores del Estado búlgaro en la ciudad de Shumen, o el parque Kambanite —donde se encuentra el monumento »Bandera de la Paz” construido con motivo de la primera Asamblea de Niños «Bandera de la Paz» celebrada en Sofía en 1979—, están directamente relacionados con Zhivkova; esta última en palabras de Zhivkova, sería “una estela dirigida al cosmos” que serviría de modelo de cooperación en un mundo polar y evidenciaron su mensaje de unidad espiritual internacional.

Las iniciativas de Lyudmila en el corto periodo que ejerció su cargo reflejaron su vocación por ser una luz rectora para el pueblo búlgaro. Pendiente queda la cuestión sobre si Zhivkova rechazaba el marxismo-leninismo y la tutela por parte del PCUS, por lo que su política cultural fue una forma propia de posicionar a Bulgaria mundialmente para al mismo tiempo brindarle una vía de escape a la intelectualidad del régimen dentro de parámetros aceptables. En este sentido, es posible afirmar que nuestra “anomalía”, aunque parecía ir por ese camino, no necesariamente iba en contra del marxismo-leninismo, puesto que las preocupaciones por el hombre nuevo, la “nueva era”, el internacionalismo, la vida comunitaria y el desarrollo de las plenas capacidades del individuo, el ascetismo y la responsabilidad individual en la vida en sociedad, estaban presentes tanto en la Rusia soviética y socialista como en países occidentales y capitalistas. Sin embargo, la gran excepcionalidad del “cuervo blanco” —llamado así dentro de su círculo de confianza—, radicó en hacer de ellas algo materializable, público, al servicio de todos los sujetos y, sobre todo, al servicio de la construcción del comunismo en pleno socialismo maduro.[22] Una vez más, a diferencia del renacimiento ocultista ruso, el caso búlgaro utilizó al individuo y su dimensión espiritual en beneficio del régimen y no lo relegó el ámbito de lo privado o lo académico, sino que lo colocó como depositario de un cambio impostergable a nivel social y público.

Algunas consideraciones

Las políticas públicas de Zhivkova estuvieron inscritas en un devenir más amplio que el de la Bulgaria comunista, hecho visible en los puntos en común hallados con la Rusia soviética para el mismo período. No obstante, a diferencia del caso ruso, el ocultismo y el nacionalismo de Zhivkova se plasmaron en la agenda pública con mucho mayor éxito e intentaron responder de manera institucionalizada y oficial a las mismas demandas que las de sus pares socialistas. Aquí, siguiendo a M. Eliade podríamos hallar una posible razón a tal éxito: Eliade señala que el interés por lo oculto comenzó alrededor de 1960 y allanó el camino para su expansión posterior. Lo más interesante es que ofreció una “convicción tácita de que hay un camino para superar el caos y la insensatez de la vida moderna y que tal camino lleva entraña una iniciación en secretos antiguos y venerables, y por consiguiente la revelación de estos” (Eliade, 1977, p. 103). En este sentido, “en la explosión ocultista contemporánea, la iniciación —como sea que el participante entienda este término— tiene una función capital: le confiere al adepto un status nuevo; lo singulariza en medio de la muchedumbre anónima y solitaria. Igualmente, en la mayoría de los círculos ocultistas la iniciación posee también una función sobrenatural, puesto que se supone que cada adepto contribuye a la renovatio del mundo” (Eliade, 1977, p.104).

He aquí la cuestión: Lyudmila, guiada por sus creencias personales, propuso una renovación del pueblo búlgaro y del hombre búlgaro dentro del socialismo maduro como alternativa a las cada vez más evidentes críticas al modelo, al tiempo que fomentó la reescritura del pasado nacional y el fortalecimiento del nacionalismo; ambas conclusiones no se apartan de lo que impulsaron muchos líderes espirituales en la Rusia soviética, o en la Rumania de N. Ceaucescu. Empero, la excepcionalidad de Lyudmila radicó, en —como señala Eliade hablando sobre el éxito del cristianismo— hacer “público” el misterio que hasta entonces estaba oculto, lo cual representó —en términos de J. Casanova— un claro exponente de la “deprivatización de la religión” (Casanova, 1994, p.5). La paradoja de Zhivkova fue que abrió la caja de Pandora a todo el pueblo búlgaro por medio de sus políticas y utilizó al Estado como benefactor de las mismas. A diferencia de lo que sucedía en otras repúblicas del bloque soviético o afines, Lyudmila logró impulsar y materializar sólidamente desde “arriba” lo que en Rusia y otros países, a grandes rasgos, circulaba por debajo o se mantuvo en la clandestinidad. Ella, la “princesa roja”  logró dotar de visibilidad y legitimidad un corpus de ideas y prácticas dentro de un país que aún pregonaba el ateísmo militante, al incorporar su visión esotérica y ocultista como aliada estratégica en la consolidación del socialismo maduro.

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— Smolkin. V. (2018) A sacred space is never empty. Princeton University Press.

Notas

[1]  Usualmente los términos ocultismo y esoterismo parecen sinónimos intercambiables, pero no lo son. Para ”ocultismo” retomaremos el aporte de B. Glatzer quien lo describe como “lo que está cubierto u oculto” y se vincula con un sistema de creencias y prácticas que van desde la teosofía, la antroposofía hasta la brujería, la hechicería, la adivinación y el espiritismo, entre otros, y apuntan a ordenar el mundo a través de principios unificadores y, en su dimensión práctica, transformarlo al controlar las fuerzas de la naturaleza. El ocultismo intenta trascender la realidad material en pos de conectar con lo intangible, como la mente, el alma o el espíritu y propone la dinámica de círculo cerrado, conocimiento secreto, y verdad velada solo transmisible a los iniciados. Véase B. Glatzer Rosenthal. (1997) The occult and Soviet Culture. Ithaca, N.Y.: Cornell University Press. Pág. 2. En el caso de “esoterismo”, recurriremos a la definición ofrecida por V.Vitanova Kerber, quien explica que este no solo abarca el conocimiento hermético estudiado por hermandades, sociedades secretas, y logias durante el siglo XIX, comúnmente denominado “esoterismo elitista” —predominantemente masculino—, sino que también todas las formas de espiritualidad ocultista y New Age, incluyendo prácticas no institucionalizadas como la clarividencia, telepatía y adivinación, conocidas como “esoterismo popular” y en dónde está mucho más presente el rol femenino. Véase: Vitanova Kerber. V. (2022) Social and functional Dimension of esoterism in later socialist Bulgaria. https://balticworlds.com/from-sofias-salons-to-the-mountain-ranges-of-kozhuh/

[2]  Para V. Ivanova, la gestión de Lyudmila presenta cierta “anomalía” dentro del panorama de Europa del este y esta deriva de su inyección de ocultismo y espiritualidad a la vida cultural búlgara. Vèase: Ivanova. V (2022) Socialism with an occult face: aesthetics, spirituality, and utopia in late socialist Bulgaria. East European Politics and Societies and Cultures Volume XX Number X Month 201X1–24 © 2020 Sage Publications 10.1177/0888325420961159 journals.sagepub.com/home/eep hosted at http://online.sagepub.com. Pág. 2

[3] Es interesante el planteo que hace V. Vitanova Kerber al señalar que la falta de exactitud histórica del esoterismo occidental derivó en la necesidad de adoptar una perspectiva más inclusiva y comparativa que concentre las interrelaciones entre las corrientes esotéricas de todo el mundo al integrarlas en la historia religiosa global. Véase Vitanova Kerber. V. (2022) Social and functional Dimension of esoterism in later socialist Bulgaria. https://balticworlds.com/from-sofias-salons-to-the-mountain-ranges-of-kozhuh/

[4] Aquí nos referimos a la Guerra Fría, la Invasión a Hungría, los procesos de descolonización, el Concilio Vaticano II, la Teología de la Liberación para América Latina, y la revalorización de los vínculos con la cultura oriental, fundamentalmente con la Hindú, entre otros. Véase – Ivanova, V (2017)  Occult communism: culture, science and spirituality in late socialist Bulgaria. Urbana, Illinois: University of Illinois at Urbana-Champaign,. Pág 17.

[5] Dos de las visitas más destacadas fueron las de India en 1976 y México en 1981. Véase Dragostinova. T (2018). The “Natural Ally” of the “Developing World”: Bulgarian Culture in India and Mexico. Slavic Review. 77(3):661-684. doi:10.1017/slr.2018.204

[6] Para un estudio detallado del esoterismo ruso de fines del siglo XIX y principios del XX véase Burminstrov, Nazarska. G. Esoteric practices of Bulgarian intellectuals in the 1920s and 1930s: a case study. En Études balkaniques / Académie bulgare des sciences, Institut d’études balkaniques. Julio 2019.

[7] Véase el Informe del Comité Central del PCB al X Congreso del Partido en Zhivkov. T.  (1974) El triunfo del socialismo en Bulgaria. Cartago. Buenos Aires. Pág. 344. Asimismo, el concepto Socialismo desarrollado también fue utilizado por el PCB.

[8] Veáse Shnirelman, V.A. (2015). Perun vs Jesus Christ: Communism and the Emergence of Neo-paganism in the USSR. In: Ngo, T.T.T., Quijada, J.B. (eds) Atheist Secularism and its Discontents. Global Diversities. Palgrave Macmillan, London. https://doi.org/10.1057/9781137438386_9

[9] Sobre la construcción del hombre nuevo en Bulgaria véase:Dimitrova N.I. THE NEW MAN PROJECT IN BULGARIAN PHILOSOPHICAL CULTURE (1945-1989) // EESJ. 2016. №1. URL: https://cyberleninka.ru/article/n/the-new-man-project-in-bulgarian-philosophical-culture-1945-1989 (дата обращения: 10.09.2024).  Pág 123.

[10] Las direcciones concretas para la formación y crianza del Hombre Nuevo fueron extraídas particularmente de los programas del VIII Congreso y del X Congreso del BCP (1971), siendo el lema de este último “Todo en nombre del Hombre, todo para el bien del Hombre” (lema tomado en realidad del Programa del Partido Comunista de la Unión Soviética), así como el Pleno de febrero (1974), con su especial énfasis en la necesidad de formar una nueva personalidad socialista, etc. Véase Dimitrova. N. I (2016) Op. Cit. Pág 123.

[11] No solo intervención en términos de regulación, sino de vínculo, por ejemplo, en la práctica del esoterismo o en la consulta con referentes de este, así como con videntes, médiums y sanadores; Boris III, Zar de Bulgaria, tenía estrecha relación con P. Dunov y la Hermandad Blanca, algo que luego T. Zhivkov replicó.

[12] B. Menzel toma dicho concepto de C. Partridge (2004) quien describe una forma de religiosidad occidental basado en lo “oculto”, entendido como la tradición esotérica/mistérica occidental ligada al conocimiento arcano y oculto, y “cultura” refiriéndose a su popularidad en sociedades occidentales modernas. Véase: Partridge, C. H. (2004) The Re- enchantment of the West. Volume I. Althernative Spiritualities, Sacralization, Popular Culture, and Occulture. London & New York: T&T Clark International.

[13] Para un estudio detallado sobre dichas publicaciones véase V. Smolkin. (2018) A sacred space is never empty. Princeton N. J.Princeton University Press. 2019

[14] Sobre la ambigüedad de la actitud de Bulgaria hacia Rusia I. Atanasova desarrolló la contraposición entre rusófobos y rusófilos dentro de la intelectualidad desde el siglo XIX y, sobre todo, desde la gestión de Lyudmila Zhivkova, quien buscó posicionar a Bulgaria frente al mundo ya no como un apéndice de Rusia sino como poseedora de una identidad nacional sólida y desarrollada, algo que se reforzó post 1989. Véase Atanasova. I (2004) Lyudmila Zhivkova and the paradox of ideology and identity in communist Bulgaria.  East European Politics and Societies, 18(2), 278-315. https://doi.org/10.1177/0888325404263413 En relación con las campañas antirreligiosas para la URSS véase: Smolkin. V. (2018) Op. Cit. Pp. 74-75; para Bulgaria, véase Lefterov, Z. (2021). Атеистичната политика на Българската комунистическа партия: цели, етапи, резултати. Атеистичната Политика На Българската Комунистическа Партия: Цели, Етапи, Резултати. – В: Комунистическите Режими и Религиозните Общности. Сборник Материали От Национална Научна Конференция, 8 Март 2019 г., НБУ. [Онлайн] София: НБУ, 2021, 77-97.

[15] Para un estudio sobre esta comunidad véase: Nazarska, G. (2022). The Nazirites Spiritual Community in Bulgaria (1950s-1980s). – Balkanistic Forum, 2022, №2, 120-135. The Nazirites Spiritual Community in Bulgaria (1950s-1980s). – Balkanistic Forum, 2022, №2, 120-135.

[16] Véase Rainov. B. (2003) Lyudmila. Sueños y hechos. Cameo. Disponible en idioma original on line: https://royallib.com/book/raynov_bogomil/lyudmila_mechti_i_dela.html

[17] Véase Levchev, L. (1982) Lyudmila Zhivkova, o la llama en la cima. En la colección «Piensa en mí como el fuego». Disponible en: https://chitanka.info/text/7472-ljudmila-mechti-i-dela/2#note_3-1

[18] Agni, traducido como “fuego”. Dentro del Hinduismo, representa al Dios del Fuego presente en los Vedas sánscritos; textos sagrados en donde Agni comparte el panteón de deidades con Indra, Dios supremo, y Suria, Dios del Sol. Mahatma Morya se considera al mentor de  H. Blavatsky quien lo señala como principal referente de la Sociedad Teosófica. Blavatsky es una de las mayores influencias de Nikolai y H. Roerich, ambos fundaron la Sociedad Agni Yoga en 1920.

[19] Uno de los discursos más emblemáticos donde Zhivkova explicita a toda la comunidad internacional cómo el fuego es el pilar de su cosmovisión es el brindado en la apertura del congreso Bandera de la Paz el 25. 08. 1979. Disponible on line: https://www.znamenamira.bg/en/banner-of-peace/activity/lyudmila-zhivkovas-appeals

[20] Es interesante destacar que a la par de estos planteos también se creó en 1967 la VI división de la Seguridad de Estado (Държавна сигурност, Darzhavna Sigurnost; abreviada ДС) destinada a ejercer el control ideológico y la persecución de los disidentes políticos. Es posible acceder a un documento desclasificado que demuestra cómo para 1971 esta sección buscó condenar a la intelectualidad que pretendía viajar al extranjero, por ejemplo. Disponible: https://desebg.hristo-hristov.com/vi/5745-2024-01-20-13-16-21

[21] En el caso de Rusia, la investigación de Semen y Valentina Kirlian de la fotografía ectoplasmática fue difundida en la Universidad Estatal de Kazán en 1972. Está claro que, en ambos casos, las universidades y los institutos científicos se convirtieron en lugares privilegiados desde dónde analizar de forma socialmente aceptadas por el régimen los fenómenos inmateriales. Asimismo, Baba Vanga no fue la única representante del ocultismo popular, también Galia Valtchinova y Bona Velinova fueron destacadas representantes nacionales. En el caso de Rusia, podemos hallar a Eugenia Yuvashevna Davitashvili conocida como Dzhuna. Existe un número completo de la Revista Baltic Words destinado al análisis de ocultismo y el esoterismo en países del bloque socialista disponible on line: https://balticworlds.com/wp-content/uploads/2022/01/BW-4-2021-OA-PDF.pdf

[22] Es interesante analizar los discursos pronunciados por L. Zhivkova en la inauguración de la Asamblea Bandera de la Paz ya que toda la terminología utilizada remite al Agni Yoga. Véase disponible en https://www.znamenamira.bg/en/banner-of-peace/activity/lyudmila-zhivkovas-appeals

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